Antes de entrar en materia, cabe aclarar que existieron dos varones con el mismo nombre: Martín Cortés Malintzin (hijo de doña Marina, amante del conquistador) y Martín Cortés Zúñiga (hijo de Juana de Zúñiga, segunda esposa de Cortés).
Malintzin fue quien nació primero (al principio ilegítimo, después legitimizado), el mismo Cortés se encargó de que sus descendientes se mantuvieran unidos, incluyendo a un tercer medio hermano: Luís, hijo de Antonia (o Elvira) Hermosillo.
El primer Martín
Fue el primogénito del conquistador. Nació en 1523 en la ciudad de México (antes Tenochtitlan) y fue conocido con tres sobrenombres: “el mestizo”, “el ilegítimo” y “el bastardo”. Para diferenciarlo del otro Martín, ahora se le agrega -a manera de apellido- “Malintzin”.
Al decir de historiadores como Fernando Benítez y José Emilio Pacheco, le reconocen como “el primer mexicano”, por el hecho de ser el producto de la mezcla de sangre española y autóctona. Solo permaneció a lado de su madre un par de años, ya que Cortés pensó que sería mejor educado por su primo don Juan de Altamirano (una costumbre muy usual en esa época).
El pequeño Martín nunca volvió al seno materno, ya que -en 1528- su padre se lo llevó a España, tierra en la que habitaría durante 30 años seguidos. Llegando a la península española, entró como paje al servicio del príncipe Felipe II de España, antes de que éste fuera nombrado rey. Fue el rey Carlos V quien le otorgó el hábito de Caballero de Santiago.
Gracias a una Bula Papal, emitida por Clemente VII, tanto él como sus hermanos ilegítimos, adquirieron legitimidad ante la Iglesia y desde el punto de vista legal.
Al igual que su hermano Martín tuvo una educación privilegiada (“señorial”). Se casó con Bernardina y Porras y tuvieron un hijo al que bautizaron como Hernándo (igual que lo hizo Martín Zúñiga).
Como militar, luchó a favor de España en diversas batallas, obteniendo logros significativos. Incluso peleó junto con su papá en la toma de Argel. Salió herido de los diversos combates y ya cansado, se refugió con el otro Martín.
Retornó a la Nueva España cuando Martín Zuñiga decidió venir a hacerse cargo de lo heredado por su padre. Como era obvio, el Mestizo se volvió incondicional de su -ahora- poderoso hermano, coincidiendo con idea de emanciparse de España.
Como sus dos hermanos, fue apresado y condenado a muerte. En cuanto fue apresado fue sometido a tormento. Se le ató con cuerdas brazos, muslos, pantorrillas y dedos y con un embudo se le hizo tomar una gran cantidad de agua. Como no confesó, se le condenó al destierro perpetuo. Después, fue remitido a España. Su vida se entrelaza con su hermano, de igual nombre. Falleció en 1595, a los 72 años de edad.
El segundo Martín
Nace en Cuernavaca, en 1533, diez años después que su medio hermano del mismo nombre. A los 8 años viajó con su padre a España, quien lo puso a disposición del rey Carlos I de España. Después, sirvió a su sucesor, el rey Felipe II.
Fue militar del Ejército Real y participó en las batallas de San Quintín (1557) y en la campaña de los Países Bajos. Se casó con su sobrina Ana Ramírez de Arellano y tuvieron un hijo de nombre Hernándo.
Hernán Cortés muere en 1547, no sin antes nombrar a Zúñiga heredero de sus nombramientos, riquezas e inmuebles en la Nueva España.
En 1553, Martín decide regresar a su tierra natal, acompañado de sus inseparables hermanos Martín Malintzin y Luis. A su llegada a nuestro territorio, fue muy bien recibido tanto por el virrey en turno don Luis de Velasco y sobre todo por los encomenderos, quienes estaban molestos con España por prohibir que las encomiendas fueran heredadas; incluso se hablaba de abolirlas. Esto se debió a las Leyes Nuevas, emitidas por el rey en 1542.
En este sentido, por órdenes de rey, Martín fue la excepción. Él podía tomar posesión de todo lo que le heredó su padre, lo cual lo convirtió en el hombre más rico de la Nueva España.
Un par de años después, lo convencen de que él podría ser el rey de la Nueva España, siempre y cuando se desligara al ciento por ciento de España. Pero -para bien o para mal- él no tenía las agallas del padre. Según su biógrafo Luis González Obregón (1865-1938): Martín Zúñiga era “tibio y pusilánime” y “era de conducta doble y vacilante”.
Estuvo tan mal sustentada la dichosa conspiración que muy pronto llegó la noticia al rey de España, quien mandó a un visitador… el cual resultó ser una amenaza. Al poco tiempo de llegar, mató y descuartizó a varios de los supuestos conspiradores. Lo hizo en la plaza pública, para amedrentar a la población.
El 16 de julio de 1566 son detenidos los tres hermanos Cortés y sentenciados a muerte. El único que sufre tormento fue Martín Malintzin. Es el nuevo virrey, Gastón de Peralta, quien les salva la vida y los envía a España para que allá fueran enjuiciados.
En abril de 1567, Cortés Zúñiga recibe sentencia: destitución de todos sus bienes, el pago de una fuerte multa y el destierro a Orán (ciudad portuaria del noroeste de Argelia). Siete años después (1574) se lleva a cabo una amnistía y le devuelven los bienes que pudiera tener en España, le permiten salir del destierro y se le prohíbe regresar a la Nueva España. Fallece en Madrid, el 13 de agosto de 1589, a los 56 años.
Total que la famosa “Conspiración de Martín” nunca se llevó a cabo… Los Franciscanos informaron al rey que “la supuesta conspiración no había sido más que el fantaseo de jóvenes sin juicio y damas ociosas”.
LA HERENCIA RECIBIDA
- Tierras y esclavos
- Tributos y diezmos
- Derechos de Encomienda
- Poder para nombrar jueces
- Patronato eclesiástico
- 23 mil encomendados
- El marquesado del valle de Oaxaca (con poder sobre 22 villas)
- La Casa Morada (exhogar de Moctezuma y hoy Palacio Nacional)
- El edificio del Monte de Piedad
- La villa de Coyoacán
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