En muchas de las poblaciones de nuestro país existen parques y en algunos de estos, al centro, se halla una pequeña construcción que conocemos con el nombre de Kiosko.
La palabra deriva del francés ‘kiosque’, que a su vez se origina del turco ‘kioshk’ (mirador) y éste del persa ‘kosk’ o ‘kusk’ que significa ‘palacio’ (Diccionario etimológico de Chile).
Generalmente el kiosko era de forma circular y de techo cónico, siendo usado a veces como un punto importante desde donde se podía contemplar el paisaje o algún suceso. También era el centro de reunión de jóvenes y de las familias que asistían el día de fiesta o los días de descanso a escuchar música o refrescarse con alguna bebida gaseosa o un helado.
Estilos
Existen diversos diseños de kioskos, uno de ellos es el morisco, que de acuerdo al estudio del Museo Universitario del Chopo, Análisis de un Símbolo de Arquitectura Industrial en México, tiene una planta con forma octogonal y a través de una pequeña escalera se llega al pórtico de acceso formado por tres arcos.
Agrega en la descripción que en la parte superior se observa un escudo oval con la figura del águila y la serpiente tiene cuarenta y cuatro columnas metálicas exteriores y ocho interiores soportan la estructura de la obra y una cúpula de cristal rematada con señorial águila elaborada en bronce. La filigrana de su decoración morisca realizada en fierro fundido, al igual que todo el conjunto, es una de las características que lo hacen único en su género.
Otros se distinguen por el material o su exótico diseño, en México existen varios de ellos como el de Tampico, Tamaulipas conocido como el ‘kiosco pulpo’ elaborado en cantera rosa. En Puebla, en el lugar conocido como Chignahuapan, hay un kiosco construido en madera tipo mudéjar. En Guadalajara se encuentra otro de estilo francés.
En San Miguel del Alto, Jalisco, existe otro kiosco con portales en sus lados que te invitan a disfrutar de sus bellezas arquitectónicas en cantera rosa y su quiosco central, terminado en 1910-1912 en honor al centenario de la independencia.
Hay otros kioscos a lo largo del país mismos que guardan un gran sabor a nostalgia.
Usos
Para finales del siglo XIX se estableció un nuevo uso para los kioscos en México, fueron escenarios de las bandas musicales que interpretaban bellas melodías para entretener a las personas que se agrupaba a su alrededor.
Con estos antecedentes llegado el siglo XX, en el año de 1903, en el zócalo de la ciudad de Veracruz existió un kiosko metálico de dos plantas. En la parte inferior se vendía refrescos y nieves, y en la parte superior se apostaba la banda de música quien deleitaba a los paseantes.
En el mismo siglo XX, estuvo otro kiosko en el malecón del paseo llamado Atlántida, mismo que estuvo ubicado en la esquina del Malecón de Veracruz.
En breve cronología sabemos que pocos años después el 24 de abril de 1917, el español José Pampin firmó un contrato con la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas para construir y operar el kiosco: “El contrato tuvo una reforma en 1919. En abril de 1918, el kiosco seguía en construcción, es probable que ese año se hubiera terminado”.
Una nota aparecida el 27 de junio de 1919 en el periódico El Dictamen dice que “El kiosko-restaurante La Atlántida es propiedad de José Pampin, cuenta con maquinaria moderna para la elaboración de mantecados y helados. Se disfrutan de Tortones a $0.50, Jai Alai $0.50, Besos de la Condesa $40, Tres Marías $1.00 y mantecados de vainilla, coco, fresa, ciruela pasa, cacahuate, mamey y mango $0.30”.
José Pampin falleció entre 1921 y 1923 y se ignora si para entonces seguía siendo su dueño o ya lo había vendido. “Si aún era el dueño, es probable su viuda, María López, no lo conservara en su poder por mucho tiempo ya que en esa década, ella vivía en la ciudad de México”.
El kiosco tuvo su mayor esplendor de la década de 1920 y en marzo de 1922 se volvió a reinaugurar, ubicado en el bello paseo del malecón de Sanidad. En este acto estuvo presente el señor Tomás Barba, además asistieron numerosas personas y la Banda del Estado Mayor, quien amenizó la reapertura tocando diversas piezas de un selecto repertorio.
Una de las propuestas del señor Barba era crear una gran cantina y un magnífico restaurante con servicio a la carta y comida corrida, en precios estos serán los mismos que cualquier otro establecimiento.
A mediados de la década de 1930, el kiosco ya estaba en malas condiciones físicas, le faltaba la cubierta y antes de 1939, el kiosco ya había sido derrumbado.
Nostalgia
Otro kiosco fue el llamado ‘Primero de Mayo’, mismo que estaba ubicado frente al Club de Regatas y de quien era propietario el señor Julián Borbolla.
En esta inauguración hubo una fiesta animada y fue apadrinada por el señor Francisco Herrero y la señorita Guadalupe Gallardo. En este evento se ofreció un rico almuerzo acompañado de la “afamada sidra Cima”, de origen asturiano y que alcanzó la fama como la marca ‘Sidra Real’.
La sidra Cima fue saboreada en la inauguración del Kiosco Primero de Mayo en donde estuvieron presentes mujeres y hombres de la sociedad veracruzana como “la señora de Gallardo, señoritas Guadalupe e Isaura Gallardo, los señores Joaquín Gallardo, Luis Bolcorce, Agustín y Antonio Irigoyen, José Rodríguez, Luis de la Rosa, entre muchos otros. El ambiente fue tan bueno que se prolongó hasta las últimas horas del día”.
Hoy en la ciudad de Veracruz no existen estos tres kioscos, lo cual deja de ser un poco nostálgico debido a que era un punto de reunión, descanso, algarabía y fiesta para sus residentes.
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