El 29 de marzo de 1847, el Puerto de Veracruz fue tomado por las fuerzas invasoras norteamericanas al mando del general Winfield Scott.
Como alumno de la primaria “José Miguel Macias” y después del Ilustre Instituo Veracruzano, tenía que caminar por la calle Esteban Morales, muchas veces me pregunté quién fue este personaje, en mi imaginación lo pensaba militar y miembro de alguno de los comité político de su época.
Leyendo encontré que él era quien se encontraba resguardando el puerto de Veracruz el día de esta primera invasión norteamericana, que su titulo militar era general de brigada y que tenía alrededor de 3 mil hombres para defender al puerto, estos elementos se encontraban en los baluartes: Santiago, Concepción y en el fuerte que está en el islote de San Juan de Ulúa, sin embargo, poco pudieron hacer para enfrentar a la milicia norteamericana a pesar de que dieron batalla durante varios días.
Me gustó leer que el expresidente y Ministro de la Defensa, general Valentín Canalizo, entró al frente de la División del Este en Veracruz, pero este general Canalizo no se ponía de acuerdo con la estrategia de defensa y tuvo muchas diferencias de opinión sobre la misma con don Antonio López de Santa Anna.
Los estadunidenses venían armados con buenas bombas y tenían comprados a espías mexicanos (los traidores siempre presentes) como apoyo estratégico.
Es una pena que no haya mucho sobre la biografía de este general Esteban Morales. Pues siempre es muy interesante adentrarse en las vidas de los personajes históricos.
En ese año de 1847 sucedieron muchos eventos importantes para la historia de México y del Puerto de Veracruz, como por ejemplo que Antonio López de Santa Anna ocupa la presidencia de la república por novena vez.
Este personaje, Santa Anna, está rodeado de mucha controversía pues algunos historiadores dicen que ocupó la presidencia de México once veces, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México asegura que solo ocupó la silla en seis ocasiones. Santa Anna era tremendo para mi gusto, su primera acción (que llama mucho mi atención) es que al ocupar el cargo de presidente de México en marzo de 1833 no lo desempeña y se excusa diciendo que se encuentra enfermo.
Entonces, deja a Valentín Gómez Farías en desempeño. Santa Anna tuvo el comportamiento propio de los señores ricos de aquella época, según lo señala Enrique Serna en su excelente libro “El seductor de la patria”.
El señor Serna apunta en su obra pensamientos de don Antonio tales como; “Se me acusa de traición a la patria, de enriquecimiento ilicito con la venta de La Mesilla, de la pérdida de Texas, de la bancarrota pública. Tal parece que soy el culpable de todos los desastres ocurridos en los últimos 50 años, incluyendo terremotos y epidemias de cólera”. Cuantas veces (reflexiono) el curso de la historia ha sido manipulado al ser escrita y solo nos dejan ver algunas cosas (que también dependen de los intereses de aquellos que la escriben).
Estimado lector, como siempre me pierdo en mis pensamientos. La intencion de este artículo era hablar sobre las calles por las que caminaba siendo; primero niño cuando iba a la escuela primaria y después como adolescente cuando asistía a la secundaria y al bachillerato en el Ilustre Instituto Veracruzano; además, de comentar que me siento muy contento cada vez que descubro quienes y sobre todo qué fueron los personajes cuyos nombres fueron impuestos a las calles del puerto de Veracruz.
Por ejemplo, las calles de mi niñez, que tienen los nombres de las personas que también firmaron el acta de independencia junto con don Juan O`Donojú y Agustín de Iturbide en la ciudad de Córdoba.
El escritor Serna agrega pensamientos de Santa Anna como: “Desearía ser mejor comprendido, que la gente me condene o me absuelva, pero con mayores elementos de juicio. Como todo ser humano he cometido errores, y algunos de ellos tuvieron consecuencias funestas. Pero de ahí a la monstruosidad que me achacan hay un abismo. Gran parte de mis culpas le corresponde a la sociedad que ahora me crucifica. ¿O acaso goberné un país de niños? Nadie, ni el más feroz de mis enemigos puede negar que la mayoría de las veces acepté la presidencia fue obligado por la presión popular, después de infinitos ruegos”.
Fue todo un personaje don Antonio López de Santa Anna y no conozco una calle que lleve su nombre. En este punto vuelvo a reflexionar “cuántas veces es injusta la forma en que se escribe la historia”.
GRACIAS
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