¡Coño Micky qué show!

Luego de 40 minutos de espera, Luis Miguel se echó a la mano al público veracruzano ofreciendo un espectacular concierto en el estadio de beisbol Beto Ávila.

Con un extenso recorrido a lo largo de 30 años de trayectoria, El Sol le regaló al público porteño lo mejor de su repertorio musical en una noche enmarcada bajo la luz de la luna, esa  que Lara decía era de plata.

Formal y con buen porte, el intérprete hizo gala de su potente voz envuelto con la elegancia y respeto al público y el escenario que lo caracteriza. De traje, corbata negra y camisa blanca, derrochó energía en cada una de sus interpretaciones.

Los temas, todos clásicos del romanticismo latinoamericano del siglo XX como Oro de ley, Culpable o no, Tengo todo excepto a ti, Entrégate, y muchos más fueron interpretados por la audiencia que por cierto, congregó a múltiples generaciones. Chavorrucos, señores y señoras de la tercera edad, cuarentones y para sorpresa, muchos jóvenes enloquecieron cuando en las pantallas apareció aquel video de La incondicional.

Por supuesto que todo esto es resultado positivo de la bioserie realizada por Netflix, donde lograron poner El Sol a ras de suelo.

Atento a todo lo que ocurre a su alrededor, mientras canta da señales a su equipo para que enciendan luces, que enfoquen las cámaras al público, le bajen o le suban el sonido... Todo buscando la perfección en cada una de sus rolas.

El mariachi

Y qué decir de la presencia del Mariachi Vargas de Tecatitlán, que dieron cierre a poco más de dos horas de concierto. Temas como La bikina, Sabes una cosa y más hicieron resonar la música vernácula en el concepto de ‘México por siempre’ que ya ha conquistado gran parte del territorio nacional, y parte de los Estados Unidos.

Así, Luis Miguel cumplió el compromiso con el público jarocho que después de dos años se reencontró con su ídolo, y viceversa.