La pandemia produjo en América Latina un rezago educativo de dos años en promedio, aunque en algunos casos podría alcanzar hasta cuatro, sostuvo Marion Lloyd, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) coinciden en lo anterior y es preocupante. Muchos niños aprendieron poco o nada y olvidaron numerosos contenidos que ya tenían asimilados antes de la emergencia sanitaria.
Los infantes que estaban mejor posicionados aprovecharon estas soluciones, sobre todo las clases por Internet, mientras que los estudiantes marginados tuvieron que recurrir a la televisión y la radio, sin interacción alguna con los profesores.
La académica opinó que este problema pone en riesgo a una generación de estudiantes, pues no adquirieron los conocimientos suficientes y muchos abandonaron la escuela.
“Hablamos de millones de estudiantes que no estudiaron y que probablemente trabajan, son ´ninis´ o están en riesgo de entrar al mercado de las drogas. Desafortunadamente son las opciones para las personas más marginadas”.
Asimismo, indicó que, a diferencia de otras naciones de la región, en México no se ha resarcido el daño a través de programas propedéuticos y pruebas diagnósticas para determinar, salón por salón, el grado de rezago en los escolares y qué hacer con ello.
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