Los ataques contra sacerdotes escalaron a un nivel más atroz: ahora integrantes del crimen organizado cazan y mutilan a los clérigos de las iglesias para subir de rango en los cárteles de la droga y cerrar el paso su trabajo pastoral que realizan en sus comunidades.
De acuerdo con Publímetro, al menos 70 sacerdotes han sido asesinados —reconocidos de forma oficial— en los últimos tres sexenios, lo que mantiene a este país como el más peligroso para usar un hábito religioso en América Latina, de acuerdo con datos proporcionados por el Centro Católico Multimedial, institución eclesiástica que lleva el recuento de religiosos asesinados en México durante la última década.
“Nosotros como sacerdotes trabajamos en tierra de narcos. Los sacerdotes que han logrado salir vivos padecen de tortura y de mutilaciones; además, se han exiliado para salvar su vida”, sentenció en entrevista el padre Omar Otero, director del Centro Católico Multimedial.
Para dimensionar el nivel de violencia que se vive en contra de este sector, a la semana se reportan 26 iglesias atacadas en el país, de un universo de 100 diócesis que se encuentran a lo largo de la República mexicana, las que se encuentran en resguardo de 14 mil sacerdotes, aproximadamente.
Los párrocos aseguran que esto se debe a un cambio de la fe que profesan integrantes del crimen organizado y en un intento por acallar las críticas de las personas que dirigen los templos. Además, precisaron que en diferentes cárteles de la droga asesinar a un sacerdote se traduce en obtener un ascenso en las organizaciones criminales.
“Profanan los templos y las hostias sagradas, se ha violentado a obispos, cardenales, clérigos y hasta monaguillos. Nadie se salva de la violencia. Si antes los apuñalaban cinco veces, ahora lo hacen 20 y con mensajes narcosatánicos. En algunos casos han llegado a tirar los cuerpos de los padres en la curva del diablo”, reveló a Publimetro el CCM en entrevista.
Los sicarios de diversos cárteles de la droga mutilan, degüellan, torturan y cercenan partes enteras, como los dedos, a los padres de la mano que utilizan para trazar una cruz y ofrecer bendiciones a sus feligreses. Esto en un mensaje contra quienes mantienen un fuerte activismo en sus comunidades.
Los daños colaterales en la iglesia mexicana se han centrado, principalmente, en contra de cardenales, sacerdotes, diáconos, religiosos, laicos y hasta de periodistas católicos; además de desapariciones forzadas, de acuerdo con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Esta situación fue confirmada por 15 sacerdotes de diferentes diócesis ubicadas en Michoacán, Guerrero, Ciudad de México, Monterrey, Tamaulipas e incluso representantes de la CEM, quienes coincidieron en que su trabajo en campo los ha puesto en la mira del crimen organizado.
Arturo Carrasco, sacerdote de Iglesias por la Paz, relató que los casos de violencia extrema en contra de la estructura religiosa se viven en sitios como Tamaulipas, donde sacerdotes han sido desnudados por integrantes de bandas delictivas, tras haberse negado a cumplir con el cobro de piso que le exigen.
El modus operandi se sofisticó y ahora los religiosos no solo enfrentan levantones, sino que se trata de ataques coordinados y simultáneos del crimen organizado que tortura y mutila los dedos a los párrocos que se ubican en zonas consideradas focos rojos en el país.
Y es que en los últimos 10 años van por lo menos 250 sacerdotes católicos en 10 estados del país que han sido amenazados de muerte, de acuerdo con el Episcopado Mexicano. A esto se le suman campañas de difamación en redes sociales de las cuales son objeto.
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