La Universidad Iberoamericana se comprometió a investigar de oficio los casos de presuntos acosadores sexuales que hayan sido mencionados más de cuatro veces en denuncias públicas expuestas la semana pasada en los pasillos del campus Santa Fe, en el llamado “tendedero Cuelga a tu abusador”, donde las alumnas pegaban papeles con sus historia de violencia de género.
Es la primera escuela que anuncia esta acción, de las muchas que en el último año han tenido ejercicios similares de “tendederos” con denuncias anónimas, tanto públicas como privadas, en la Ciudad de México y en los Estados.
Tal es el caso de la UNAM, en la que hay al menos al menos siete planteles que están en paro contra el acoso y la respuesta de las autoridades ha sido que es imposible actuar si no hay denuncias formales ante instituciones internas.
Representantes de la Unión de Mujeres Activistas (UMA), que organizaron el tendedero, explicaron en entrevista con Animal Político que, al ser una asociación estudiantil formalmente constituida, tuvieron interacción con la rectoría desde el principio para hacer actividades feministas durante marzo, ya que el 8 es Día Internacional de la Mujer, como dicho muro de denuncias.
El tendedero se instaló el miércoles 11 de marzo y se acordó que permaneciera por varios días hasta ser retirado con un acto simbólico, que ya no fue posible porque se suspendieron las clases presenciales ante la emergencia sanitaria por el COVID-19.
“Íbamos a quitar todo el tendedero y llevarlo en una caja a la Procuraduría de Derechos Universitario como para decir: esto es lo que está pasando aquí dentro de tus instalaciones y te regresamos la responsabilidad que te pertenece”, señalaron.
Las jóvenes —que pidieron no dar sus nombres porque hablan a nombre de la mesa directiva de la organización— contaron que Rectoría las mandó llamar y temieron que les pidieran quitar el tendedero, pero la respuesta fue de apertura: les solicitaron sistematizar la información sobre qué tipo de violencia es más común y quiénes la ejercen, para darle seguimiento, además del compromiso de que se abrirían carpetas de investigación contra los más mencionados.
Todavía no tienen los resultados finales, pero el tendedero juntó alrededor de 900 denuncias. Calcularon que los casos con varias repeticiones son menos de 15; una de ellas recordó haber visto varias veces a unos cuatro alumnos y tres profesores.
El rector de la Ibero, David Fernández Dávalos, detalló en entrevista varias acciones a tomar a raíz de la manifestación pública de mujeres de la comunidad universitaria.
“Vamos a investigar de oficio los casos más señalados y creíbles que aparecieron en el tendedero. Fue un ejercicio importante y no podemos pasar de largo frente a él. Tampoco podemos tomar sanciones sin más; pero cuando hay señalamientos creíbles o numerosos, tenemos que investigar los casos, porque nos interesa generar un ambiente seguro para todas y todos en la universidad”, afirmó.
Otra acción es el ofrecimiento de acompañar a quienes quieran denunciar formalmente sus casos particulares, con sus coordinadoras y coordinadores, para intervenir con fundamento jurídico.
Se multiplican denuncias en el último año
El rector comentó que las denuncias de violencia de género se han multiplicado conforme hay mayor sensibilidad del tema.
En 2018, por ejemplo, habían tenido alrededor de 17 casos resueltos, y para el año siguiente, subieron a casi 30. En cambio, en los tres meses que lleva apenas 2020, ya están llegando a los mismos números.
Para Fernández Dávalos, eso demuestra mayor confianza en las instituciones con las que cuentan, y más sensibilidad con el tema. También por ello, otra acción planteada tras el tendedero es ampliar los cursos de perspectiva de género que se dan a personal académico y administrativo.
“Nos parece que ahora hay nuevos oídos para escuchar. Hemos visto que la comunidad universitaria se sensibilizó y que ahorita es más oportuno el clima para formarnos en el tema. Tenemos que reflexionar, profundizar y poner remedio, aquí y fuera de la universidad, en la sociedad en general”, comentó.
Por último, se comprometió a fortalecer el Comité de Género con el que cuenta la universidad, al incorporar más psicólogas y personal para acortar el tiempo para las quejas, ya que reconoció que a veces han sido lentos.
Según las alumnas consultadas, el personal no se daba abasto y los tiempos rondaban los dos meses.
Las jóvenes de la UMA, que congregan a 110 integrantes, señalaron que la comunidad estudiantil en general no sabe que existe un departamento de Género y una Procuraduría de Derechos Universitarios para hacer denuncias, por lo que hablar del tema sirvió para que también se diera más difusión a estas opciones.
Reconocieron que la Universidad sí se ha esforzado por mejorar y ha reformado su Protocolo de Género, ya que había quejas de chicas que primero tenían que ir con una secretaria, luego a otra oficina y en el camino eran desmotivadas.
Ahora, en cambio, ya tienen una manera directa de presentar sus quejas, y se permite que las denuncias incluyan al grupo de amigos que protege a un agresor.
Durante el tendedero, uno de los estudiantes con más de 10 denuncias se acercó a intimidar a las alumnas, dijo que reconocía la letra de quienes habían escrito los papeles e incluso amenazó con publicar información de ellas, además de que hablaría con un abogado.
Otro joven también se acercó a decirles que eso estaba mal y que así no actuaban las feministas internacionales, y un maestro quiso argumentar que eso no procedía porque no eran denuncias formales.
El rector Fernández dijo desconocer si hubo algún tipo de amenaza, pero si la hubiera, ofreció a las estudiantes dirigirse directamente a las autoridades para brindarles protección.
Profesores: a favor y en contra
Días después, el 20 de marzo, se dio a conocer una carta encabezada por dos académicos, José Sols Lucia y César Villanueva Rivas (quien tuvo varias denuncias en el tendedero), dirigida a la Universidad Iberoamericana Asociación Civil (UIAC) y titulada “A la justicia a través de la justicia”, para expresar su protesta por la afectación a sus derechos fundamentales.
Pidieron actualizar el protocolo de atención a la violencia de género para tener “cero tolerancias” a esas conductas, pero también para que se prohíba denunciarlas con acciones como el tendedero y reclamaron el derecho al “debido proceso”.
“Debe hacerse una prohibición explícita sobre actividad que suponga la denuncia anónima de miembros de nuestra comunidad para que se ajuste a los procedimientos regulares y legales propios de nuestra universidad”, demandaron.
También exigieron una aclaración pública a las autoridades universitarias por haber permitido el tendedero y no haber hecho nada por quitarlo, y procedimientos para resarcir el daño supuestamente causado a los acusados, a su honorabilidad moral y profesional, su buena fama, el bienestar de sus familias y carreras profesionales y hasta su salud psíquica.
En respuesta, otros profesores y profesoras también redactaron una carta titulada “Otras formas de buscar la justicia”, en la que cuestionaron que la primera ignore “el momento social, el hartazgo y la premura por cambiar la situación estructural de sometimiento que las mujeres viven”.
Lamentaron que haya surgido un reclamo por posibles denuncias falsas, “aun cuando está comprobado que son un porcentaje mínimo en relación a los actos de violencia de género que sí se llevan a cabo”, y criticaron que los discursos enfocados en el honor y la reputación de los acusados son “profundamente patriarcales, y dejan de lado el dolor de las víctimas”.
“No hace falta defender el discurso patriarcal dominante, ya lo hace la cultura que habitamos a través del sistema social que legitima, valida y ampara esas manifestaciones de violencia. En ese sentido, las denuncias falsas son excepcionales, lo común es que esas violencias estén normalizadas. Por otra parte, si existen denuncias falsas, eso no invalida el ejercicio del ‘tendedero’, sino al contrario: hace patente la necesidad de visibilizar las violencias que viven las mujeres y la necesidad de contar con los mecanismos adecuados para prevenir, sancionar y erradicar dichas violencias”, señalaron.
Aplaudieron la decisión de la Universidad de permitir que las alumnas se expresaran de esa manera, de acuerdo con sus principios jesuitas de dar voz a los más vulnerables y oprimidos. Por último, pidieron procesos de reconciliación, que no puede haber sin justicia, por lo que invitaron a una reflexión comunitaria sobre el momento histórico que se vive en torno a la situación de las mujeres.
El rector Fernández Dávalos comentó a Animal Político que respetaba ambas expresiones y no las veía como una confrontación entre hombres y mujeres, sino como dos posturas, entre quienes creen que las instituciones existentes son suficientes para atender el problema y quienes sostienen que hay que hacer más para cambiar las relaciones de género.
“Respeto la libertad de expresión, entiendo a las personas que se han sentido injustamente tratadas en el tendedero, tienen el derecho de manifestar su disgusto; pero también me parece que en este momento es necesario que las mujeres sigan evidenciando el estatuto de desigualdad al que están sometidas en el funcionamiento social”, afirmó.
Animal Político buscó a los promotores de la primera carta, pero su respuesta fue que no darían entrevistas porque se trataba de un tema interno de la Universidad Iberoamericana.
Los de la segunda carta informaron que hasta el miércoles llevaba más de 300 firmas de mujeres y hombres preocupados por la situación del alumnado y por el contexto de violencia de género del país.
CON INFORMACIÓN TOMADA DE ANIMAL POLÍTICO: https://www.animalpolitico.com/2020/03/ibero-investigara-denuncias-acoso-sexual-tendedero/
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |