Diego Rivera (1886-1957) fue uno de los pintores mexicanos más célebres, recordado especialmente por la brillante carrera que desarrolló en el movimiento del muralismo mexicano, junto a José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Sin embargo, aunque muchos conocen su nombre, no todos conocen sus obras fundamentales. En este artículo conoceremos sus trabajos más emblemáticos y las razones de su trascendencia.
El mural llamado La creación fue elaborado en el año 1922 por encargo del entonces secretario de educación de México, José Vasconcelos. Es emblemático por tratarse del primer mural desarrollado por el artista. Está inspirado en elementos estéticos tomados de sus experiencias en un viaje a Tehuantepec.
El centro de la composición es el punto de partida, de donde de una "célula" original surge el hombre con los brazos abiertos en cruz. El semicírculo azul actúa como símbolo de la energía o principio creador que irradia hacia todos los extremos del cuadro.
A cada lado se encuentran dos escenas. La de la izquierda es una alegoría de la música, la cual lleva piel de oveja y una flauta. Junto a esta figura, le acompañan también las alegorías del canto, con vestido rojo; la comedia, que lleva trenzas, y la danza, que está de pie con los brazos alzados. Además, aparecen las virtudes teologales, la esperanza, la caridad y la fe.
En el panel de la derecha, se observa la alegoría de la fábula; que viste de azul y oro; la tradición, que lleva vestido carmesí; la poesía erótica y la tragedia, esta última con el rostro cubierto por una máscara; junto a estas alegorías aparecen las personificaciones de las virtudes cardinales: la prudencia; la justicia, la continencia y la fortaleza. A los pies de cada grupo, aparecen sentados y desnudos el hombre (derecha) y la mujer (izquierda).
Diego Rivera se encargó también de la decoración de diferentes espacios de la Universidad Autónoma de Chapingo, conjunto del cual destacó, particularmente, la decoración de la llamada Capilla Riveriana, en una clara alusión a la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
En esta obra. Rivera aplicó varios de los principios estudiados durante su estancia en Italia, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra de los grandes maestros. Dentro de la capilla, Rivera alude a la dualidad naturaleza y ciencia.
Así, en esta obra realiza lo que los conocedores de la obra llaman un canto a los ciclos de la vida. Los paneles laterales derechos son una celebración de la naturaleza, que representa un principio femenino asociado a la fecundidad. Mientras tanto, los paneles izquierdos evocan la fuerza histórica, el trabajo, las luchas y la revoluciones, asociadas con simbólicamente con lo masculino.
En el centro, destaca una mujer embarazada que yace sobre su lado derecho. Este panel se llama La tierra fecunda. En el embarazo de la mujer, Rivera simboliza el único momento de la vida humana donde lo femenino y lo masculino conviven en un solo cuerpo. Convergen en ella también la fuerza de la naturaleza y la acción de la historia.
La mujer embarazada está rodeada de los cuatro elementos, y, al mismo tiempo, aparecen elementos de la ciencia y la tecnología como las presas generadoras de electricidad y otros. Fue su esposa de entonces, Guadalupe Marín, quien sirvió como modelo del pintor.
Esta obra es una de las más monumentales piezas de Diego Rivera. Se trata de un grupo inmenso de murales que ocupa todos los muros de la escalera del Palacio Nacional de México. Su ejecución inició en el año 1929 y culminó en 1935. También fue encargada por José Vasconcelos.
La sección de la derecha representa a la historia prehispánica de México; la sección central representa el proceso de conquista y colonización, mientras que la tercera sección representa la formulación del ideario marxista del inicios del siglo XX.
Este mural, conocido también como El hombre en la encrucijada, ha sido uno de los murales más polémicos de Diego Rivera. La razón de ello estriba en que, en primer lugar, fue creado y ejecutado para el Centro Rockefeller, en los Estados Unidos, país donde Rivera gozaba de cierto reconocimiento.
Sin embargo, Rivera incluyó en el mural el rostro de Lenin, lo cual fue observado como un irrespeto y un desafío, ante lo cual mandaron a destruir la obra. Años más tarde, en 1934, Rivera repetiría el proyecto en el Palacio de Bellas Artes de México.
Se trata de un desarrollo figurativo en tres secciones. En el centro, un obrero controla el universo a través de la máquina y la producción. A la izquierda se observa la sociedad capitalista y su ejército. A la derecha, los trabajadores de la Plaza Roja, el ejército ruso y los principales ideólogos o líderes de la revolución soviética: Karl Marx, Friederich Engels, Vladimir Lenin y León Trotsky.
Este mural de Diego Rivera respondió a una iniciativa del arquitecto mexicano Carlos Obregón Santacilia. Se ubica actualmente en el Museo Diego Rivera, aunque originalmente se encontraba en el Hotel El Prado.
En este mural, Diego Rivera se retrata a sí mismo como niño mientras pasea por la Alameda Central de Ciudad de México. A lo largo de su recorrido, lo acompañan más de una centena de personajes fundamentales de la historia mexicana.
La composición es dominada en el centro por una Catrina o Calavera Garbancera, creación visual del afamado artista y caricaturista José Guadalupe Posada, quien aparece a la derecha. A la izquierda, al lado de la Catrina, aparece Frida Kahlo, esposa de Rivera en aquel entonces.
Mientras el lado izquierdo evoca los personajes de los movimientos históricos de dominación que ha enfrentado México (conquista, colonización, independencia, imperialismo e intervencionismo), el lado derecho evoca a los líderes de las luchas populares y las revoluciones.
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