Las mujeres y hombres encargados de la limpieza de centros históricos, avenidas principales, parques públicos y demás espacios urbanos realizan una labor crucial para que los residuos tengan mejor disposición y no terminen saturando las alcantarillas o en sitios en los que se daña el medio ambiente al contaminar cuerpos de agua, suelo y aire.
El 8 de agosto, Día del Barrendero, debe servir para concientizarnos sobre la responsabilidad que debemos asumir al respecto, afirmó Nancy Merary Jiménez Martínez, académica del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM y especialista en Gestión Integral de Residuos.
“Es muy importante reconocer que los residuos no desaparecen cuando yo los saco, pasa el camión y aparentemente se lleva mi bolsa de basura. El rostro visible de los sistemas de aseo urbano son estos hombres y mujeres, barrenderos y barrenderas, pero también quienes trabajan en el camión recolector, las plantas de tratamiento, los sitios de disposición final. Esta fecha nos debe ayudar a visibilizar eso que a veces no queremos ver, que creemos que nuestra responsabilidad con los residuos acaba al echarlos en una bolsa”.
En diversas ocasiones también recolectan la basura de viviendas y comercios que se ubican en calles y avenidas que limpian, trabajo por el cual suelen recibir salarios precarios. Sus ingresos son de sobrevivencia y aunque colectan materiales susceptibles de aprovechamiento, no obtienen un volumen considerable que les permita negociar buenos precios por ellos.
En general, en el país se originan 120 mil 128 toneladas diariamente, de acuerdo con el Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de los Residuos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
“Creemos que enviamos nuestros residuos a un lugar alejado para que no nos molesten, pero más tarde vuelven a nosotros, a través del agua que bebemos o de los alimentos que consumimos porque hay poco aprovechamiento y mala disposición de estos”.
Jiménez Martínez destaca que durante la pandemia por la COVID-19 se evidenció que numerosos trabajadores de limpia laboran en la informalidad y carecen de equipos de protección personal para realizar su trabajo. La investigadora del CRIM considera importante recordar que los barrenderos son parte de los oficios propios de las ciudades, desde tiempos antiguos.
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