En los años 80, en pleno auge de los actuales imperios de la droga, Colombia se convirtió en el epicentro del tráfico de cocaína hacia los Estados Unidos. Y en medio de toda esa vorágine se encontró el infame Cartel de Medellín, a cuya cabeza se encontraba uno de los capos más poderosos de la historia: Pablo Escobar.
Pablo Emilio Escobar Gaviria llegó a tal nivel de poder que en muchas instancias dictó parte de la vida política de su país, Colombia. Temido por muchos, fue el mismo Pablo quien declararía su miedo por una única persona a lo largo de toda su vida:
“El único hombre al que alguna vez tuve miedo fue una mujer llamada Griselda Blanco”, frase atribuida al capo colombiano.
La biografía de Griselda Blanco está repleta con inexactitudes, una de ellas fue su lugar de nacimiento. Algunas fuentes señalan a la ciudad de Santa Marta, otras a Cartagena de Indias. Sin embargo, es un hecho probado que sería en la Costa del Caribe, en 1943, que Griselda iniciaría su vida criminal.
Según el expediente de aquella niña nacida en la pobreza, su primer ilícito lo cometería con 11 años. Colaboró en el secuestro de un niño de adinerada familia, al cual asesinaría cuando estos se negaron a pagar el rescate.
Conforme creció, Griselda malviviría de la prostitución y del robo carterista hasta que conoció al que sería en el futuro su primer esposo, Carlos Trujillo. El hombre aficionado a la falsificación de documentos la convencería de emigrar a New York, Estados Unidos.
Una vez en suelo americano, contraería nupcias con Trujillo y de su unión nacerían tres hijos: Uber, Dixon y Osvaldo. Sin embargo, aquel hombre no satisfizo las grandes ambiciones criminales de Griselda, quien, se dice, le mandó a asesinar después del divorcio.
Fue en la Gran Manzana que conocería a su segundo esposo, Antonio Bravo, la persona que la introduciría al mundo del narcotráfico. En aquel entorno dominado por hombres, la unión entre el intelecto y creatividad de la pareja les labraría un nombre dentro de la sociedad criminal.
Sería Griselda la que idearía un intrincado sistema a través del cual podría transportar grandes cantidades de cocaína desde Colombia hasta Estados Unidos a través de compartimientos secretos en la ropa interior femenina de jóvenes viajeras.
Sin embargo, el punto álgido del imperio de Griselda Blanco no llegaría hasta 1970, cuando la pareja decidió empacar sus pertenencias y mudarse a la “ciudad sin ley”, Miami.
La ciudad portuaria del estado de California había sido engullida en una vorágine de crimen de pandillas; asaltos, ejecuciones a plena luz del día, grupos de narcotráfico por las calles. Y fue en medio de este caos que Griselda Blanco construiría su imperio.
En una época anterior a la Administración del Control de Drogas (DEA), Griselda se disputaría el poder con las múltiples pandillas que se repartían Miami. Gracias a su brutalidad e ingenio, como a través de las ejecuciones exprés por moto, Blanco se comería el terreno de los demás grupos de la ciudad.
Se estima que, en su momento, el imperio de Blanco recaudaba hasta 80 millones de dólares al mes. Viviendo una vida de lujos y excesos al tiempo que controlaba sus territorios a puño de hierro, no tardó en ganarse sobrenombres como "la Jefa", "la Reina" o "la Madrina" de la cocaína.
No obstante, en 1975, Griselda sería perseguida bajo cargos de narcotráfico, pero conseguiría evadir la justicia escapando de vuelta a su natal Colombia. Durante esa época se encontraba floreciendo un joven Cartel de Medellín liderado por un inexperto Pablo Escobar de alrededor de 26 años de edad.
Fue hasta finales de los 70 que Griselda decidió regresar a Miami, sin embargo, el paso del tiempo le había dado la oportunidad de crecer a grupo rivales quienes esperaron a la Capo con ansias de venganza.
Pese a la oposición, la “Reina de la Cocaína” volvería a consolidar un fuerte liderazgo en el mundo criminal, particularmente tras reclutar a una inmensa cantidad de “soldados” cubanos provenientes de la migración masiva conocida como el “Éxodo de Mariel”.
En medio del clima de tensión contra bandas rivales y bajo la investigación de la ya experimentada DEA, Griselda sería apresada, enjuiciada y condenada a prisión por el delito de narcotráfico. Sin embargo, la pena máxima en aquel entonces era de 15 años, por lo que los agentes buscaron imputarle múltiples asesinatos.
Pese a ello, en un revés para las autoridades, Griselda se declararía culpable de los cargos por narcomenudeo y en 2004 saldría de prisión. La mujer sería deportada a Colombia donde viviría el resto de sus días alejada del crimen hasta que, en 2012, sería asesinada con el mismo método que ella había inventado.
Saliendo de una carnicería en Medellín, Griselda Blanco sería el objetivo de un tirador en motocicleta que acabaría con la vida de la otrora conocida como “Reina de la Droga”.
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