Lo que parecía ser un momento solemne en un funeral en India se convirtió en una escena sacada de una película de suspenso. Rohitash Kumar, un hombre de 25 años, fue declarado muerto tras sufrir una crisis epiléptica y, horas después, cuando estaba a punto de ser incinerado, "resucitó" sorprendiendo a todos los presentes.
El incidente ocurrió en Jhunjhunu, Rajastán, al norte de India. Rohitash, quien tenía dificultades de habla y audición, fue llevado inconsciente al hospital, donde un médico lo declaró muerto sin realizar la autopsia requerida.
Su cuerpo fue enviado directamente al crematorio, pero justo antes de que fuera incinerado, algo inesperado sucedió: el cuerpo comenzó a moverse y se descubrió que aún respiraba.
Según testigos, el shock fue total. "Estábamos listos para la cremación cuando empezó a moverse. No lo podíamos creer, parecía un milagro", relató uno de los asistentes.
Tras este insólito despertar, Kumar fue trasladado de nuevo al hospital, donde los médicos intentaron estabilizarlo. Sin embargo, falleció al día siguiente. Este caso, aunque impactante, ha generado indignación por las irregularidades en la atención médica.
El hecho de que no se realizara una autopsia antes de declarar la muerte de Rohitash llevó a la suspensión de tres médicos y al inicio de una investigación policial. Las autoridades locales han catalogado la omisión como una negligencia grave, y el sistema de salud de la región está bajo escrutinio.
Entre los médicos suspendidos se encuentran el director del hospital y otros responsables que participaron en el caso. "Esto no puede quedar impune. La falta de protocolos adecuados pudo haber contribuido al fatal desenlace", aseguró una autoridad local.
Este caso ha generado un intenso debate en redes sociales y medios internacionales. Mientras algunos lo califican como un "milagro fallido", otros critican duramente las fallas del sistema de salud. "Si se hubiera actuado a tiempo, quizás este joven estaría vivo", comentó un usuario en Twitter.
La historia de Rohitash Kumar no solo impacta por lo extraordinario del suceso, sino también por las lecciones que deja sobre la atención médica y la responsabilidad profesional. Aunque su despertar ofreció un destello de esperanza, la tragedia que siguió subraya la importancia de los protocolos en situaciones críticas.
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