Parece inofensivo, pero lo que comes a diario puede tener consecuencias duraderas en el color de tus dientes. Aunque lavarse los dientes ayuda, hay alimentos que, por su pigmentación o acidez, terminan marcando el esmalte como si fuera papel.
Y no se trata de cosas raras. Hablamos de platillos comunes, bebidas de todos los días y hasta de frutas que muchos consideramos saludables. El problema no es comerlos una vez, sino hacerlo con frecuencia sin tomar precauciones.
Estos son cinco de los principales culpables del tono amarillento en la dentadura, junto con un par de trucos para contrarrestar su efecto.
No es que haya que renunciar a ella, pero sí entender qué hace. Las salsas hechas a base de jitomate, como las que se usan en pastas o guisos, combinan lo peor para los dientes: acidez + color intenso + capacidad de adherirse. Come primero algo de lechuga, espinaca o acelgas. Estas verduras generan una capa natural que actúa como barrera.
Muy usado en recetas especiadas, el curry deja su huella. No solo tiñe la ropa, también el esmalte dental. Su pigmento amarillento, si se acumula, opaca la sonrisa sin que lo notes de inmediato. Acompáñalo con manzana, apio o zanahoria. Estas frutas y verduras limpian la superficie dental mientras masticas.
Elegante y sabroso, pero traicionero. El vinagre balsámico tiene un color oscuro que tiende a quedarse en los dientes si no se enjuaga pronto. Comer algo crujiente como lechuga romana mientras lo consumes ayuda a que no se adhiera tanto.
Frambuesas, moras, arándanos, fresas... todas deliciosas y llenas de antioxidantes. Pero su color tan vivo no es amigo del blanco dental. Ya sea en jugos, jaleas o al natural, tienden a teñir con facilidad. Bebe agua de inmediato o un trago de leche. Así se neutralizas la acidez y se eliminan residuos antes de que hagan daño.
Pasan desapercibidas, pero son de las más agresivas. Café, té, vino tinto, refrescos de cola... todas tienen lo necesario para manchar: acidez + colorantes. Usa popote para evitar el contacto directo con los dientes. Y no te olvides del cepillado más tarde.
Claro que sí. Algunas frutas y verduras funcionan como "cepillo natural":
Estos alimentos no solo limpian al masticarlos, también estimulan la saliva, que es el mejor enjuague bucal que tenemos.
No se trata de dejar de comer ni de entrar en pánico, sino de entender qué pasa y cómo podemos reducir los efectos. Una dieta balanceada, acompañada de higiene constante y una visita al dentista de vez en cuando, es suficiente para mantener tu sonrisa brillante.
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