Los costos del manejo político de la pandemia por el gobierno de Donald Trump continúan manifestándose en el ámbito económico y de salud, con otros casi 3 millones más de desempleados en la última semana y más evidencia de que no solo se podría haber evitado que Estados Unidos fuera el epicentro mundial de contagio sino nuevas advertencias de expertos de que una “reapertura” del país antes de tener bajo control la pandemia, tal como desea el presidente, implicará aún más sufrimiento y muerte.
Otros casi 3 millones de trabajadores se registraron para beneficios de desempleo durante la última semana, reportó el gobierno federal, con lo cual ahora suman 36.5 millones los desempleados en solo ocho semanas de esta crisis, la cual se compara en algunos rubros a la Gran Depresión.
La Reserva Federal emitió un informe detallando que los más afectados económicamente son los más vulnerables, con casi un 40 por ciento de los hogares con ingresos menores a 40 mil dólares al año afectados por el desempleo.
Mientras se divulgaban las últimas cifras de los costos económicos de la crisis, en la Cámara de Representantes, Rick Bright, quien encabezaba la agencia responsable de vacunas e investigación biomédica y que recientemente fue reasignado como consecuencia de su crítica a propuestas médicas del presidente, alertó que Estados Unidos enfrenta “el invierno más oscuro de su historia moderna” si el gobierno no procede urgentemente con la elaboración de un plan nacional integral para enfrentar el coronavirus que aún no está bajo control.
Bright argumentó que si desde un inicio, el gobierno hubiera actuado sobre las recomendaciones de los expertos, incluyéndolo a él, se hubieran salvado muchas vidas. “Ciencia, y no el politiqueo o el amiguísimo, debe encabezar el camino para combatir a este virus fatal”, testificó.
Trump lo descalificó aun antes de iniciar su testimonio, señalando en un tuit que nunca había conocido a Bright, “pero para mí es un empleado descontento, quien no es querido ni respetado por gente con quien he hablado y quien, con su actitud, ya no debería de estar trabajando para nuestro gobierno”.
A principios de esta semana, el doctor Anthony Fauci, el experto oficial de mayor perfil del equipo que está coordinado la respuesta de la Casa Blanca a la pandemia, advirtió que había un grave peligro en reabrir el país -o sea, suspender las medidas de mitigación- de manera prematura ya que aún se esta propagando el virus, y eso tendría “consecuencias serias”, declaró ante una audiencia en el Senado. Subrayó que reabrir las escuelas podría tener consecuencias aún desconocidas sobre los estudiantes.
Pero para Trump la reapertura del país es su prioridad y por lo tanto no tardó en regañar a uno de sus principales expertos médicos. En comentarios con reporteros, Trump dijo que la respuesta de Fauci no sólo lo “sorprendió” sino que “para mí no es una respuesta aceptable, especialmente cuando se trata de las escuelas”. Agregó que “nuestro país tiene que regresar (al trabajo)… lo más pronto posible y no considero que nuestro país haya regresado si las escuelas están cerradas”.
Por su parte, sindicatos nacionales de maestros, trabajadores en aviación y movimientos sociales de los más vulnerables están llamando a frenar cualquier reapertura hasta que los científicos y expertos médicos -y no los políticos- den luz verde.
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