Una cárcel de Donetsk, la región de Ucrania controlada por Rusia, fue atacada con misiles, lo que causó la muerte de al menos 53 prisioneros. Tanto Moscú como Kiev se culpan del ataque.
El ejército ruso acusó que Ucrania habría empleado lanzamisiles que fueron proporcionados por el Gobierno de Estados Unidos para perpetrar el ataque en la prisión, en la que se dice que había alrededor de 120 prisioneros de guerra ucranianos.
Por su parte, Kiev ha negado estas acusaciones y culpó a las tropas enviadas por Vladimir Putin de bombardear intencionadamente la prisión de Donetsk para acusar al ejército ucraniano de cometer crímenes de guerra.
Las autoridades de Ucrania aseguraron que sus tropas no atacan las zonas civiles, solo aquellas invadidas por militares rusos, y señalaron que, con esto, Rusia planea “encubrir sus propias acciones".
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