Como parte del contexto de aparente normalidad que –pese a no disminuir el ritmo de propagación de la pandemia del coronavirus en este país–, está empeñado en mostrar el presidente Vladimir Putin a una semana de la votación sobre su reforma constitucional, la Plaza Roja de Moscú se convirtió este miércoles en escenario del magno desfile militar por el 75 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria, como aquí se denomina la Segunda Guerra Mundial.
Aplazada la parada militar desde el 9 de mayo anterior, el Covid-19 estropeó la idea inicial que tenía el Kremlin: reunir en Moscú –con un anfitrión con poderes ampliados y con la posibilidad de permanecer en el cargo, si así lo desea, hasta 2036 después de la votación legitimadora del 22 de abril que también se tuvo que posponer–, al menos a la treintena de jefes de Estado que vinieron hace cinco años al 70 aniversario, entre ellos los líderes de China, India, Cuba, Venezuela, Sudáfrica, la mitad de los presidentes de las repúblicas de la antigua Unión Soviética y los secretarios generales de la ONU y la Unesco. En esta ocasión, salvo los presidentes extranjeros, sólo vino un canciller, el venezolano Jorge Arreaza.
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