El 14 de febrero de 1904, una persona tomó prestado el libro “Un tratado elemental sobre electricidad” de James Clerk Maxwell de la biblioteca pública de la ciudad de New Bedford en Massachusetts, EU.
Y 119 años después fue regresado a los estantes de esa misma biblioteca.
El descubrimiento ocurrió cuando Stewart Plein, curador de libros raros en la Biblioteca de la Universidad de Virginia del Oeste, estaba clasificando una donación reciente de libros.
Plein encontró el libro y notó que había sido parte de la colección en la biblioteca de New Bedford y que no había sido sellado como “Retirado”, lo que indica que aunque estaba extremadamente atrasado, el libro no había sido descartado por la biblioteca.
Plein contactó a Jodi Goodman, la bibliotecaria de colecciones especiales en New Bedford, para alertarla sobre el hallazgo.
“Regresó en muy buenas condiciones”, dijo Olivia Melo, la directora de la Biblioteca Pública de New Bedford.
“Obviamente, alguien guardó el libro en una buena estantería porque estaba en muy buenas condiciones y probablemente fue pasado de generación en generación”, dijo Melo.
El libro “Un tratado elemental sobre electricidad” se publicó por primera vez en 1881, dos años después de la muerte de su autor (James Clerk Maxwell) en 1879.
La biblioteca recibe libros con un atraso de hasta 10 o 15 años, pero nada que se acerque a más de un siglo, dijo la bibliotecaria.
El libro se publicó en un momento en que el mundo aún estaba creciendo para comprender el potencial de la electricidad. En 1880, Thomas Edison recibió una patente histórica que incorporaba los principios de su lámpara incandescente.
El descubrimiento y devolución del libro es un testimonio de la durabilidad de la palabra impresa, especialmente en una época de computarización y acceso instantáneo de información, dijo Olivia Melo.
Otro libro que fue devuelto con algunos años de retraso fue la obra “Forty Minutes Late” (Cuarenta minutos tarde), qué ironía el título del libro, pero tuvo que pasar un siglo para que alguien de la familia que lo obtuvo lo fuera a regresar a la biblioteca en San Francisco.
Webb Johnson, que vive en la zona de la bahía, fue quien devolvió el libro, informó el periódico San Francisco Chronicle.
La bisabuela de Johnson solicitó prestado el ejemplar a una antigua filial de la biblioteca en la ciudad de Fillmore en 1917. La mujer murió una semana antes de que venciera la fecha en la que había que devolver el libro.
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