Estados Unidos se enfrenta a la posibilidad de caer en una suspensión de pagos, una situación sin precedentes que podría tener graves repercusiones tanto a nivel nacional como internacional. Según el Departamento del Tesoro, el país podría quedarse sin fondos para pagar sus deudas a partir del 1 de junio si el Congreso no logra llegar a un acuerdo para elevar el techo de deuda, que establece el límite legal del dinero que el gobierno puede pedir prestado.
Las negociaciones entre demócratas y republicanos se encuentran en un punto muerto, con una brecha significativa entre ambas posturas. Los republicanos buscan reducir los niveles de gasto y equipararlos a los del año fiscal 2022, mientras que la Casa Blanca propone congelarlos en niveles de 2023 y enfocarse en aumentar la recaudación. Esta diferencia de opiniones ha dificultado la consecución de un acuerdo.
En caso de que no se alcance un acuerdo y Estados Unidos caiga en una suspensión de pagos, las consecuencias podrían ser graves. Según expertos en mercados, las familias, los beneficiarios de la Seguridad Social y las Fuerzas Armadas serían los más perjudicados a nivel social. En cuanto a la inversión, las instituciones que poseen valores del Tesoro y el mercado de renta variable podrían verse afectados. Además, una rebaja en la calificación crediticia del país podría tener un impacto negativo en los mercados financieros.
Aunque es poco probable que el país incurra en un impago, como ocurrió en 2011, existe la preocupación de que una rebaja en la calificación crediticia afecte a los títulos de deuda a corto plazo y genere volatilidad en los mercados. En el pasado, esta situación llevó a la agencia de riesgo Standard and Poor's a rebajar la calificación crediticia de Estados Unidos.
Algunas alternativas han sido propuestas para evitar un impago. Entre ellas, la acuñación de una "moneda de un billón de dólares" por parte del Tesoro para cubrir los pagos del país, así como el uso de la Enmienda 14 de la Constitución para elevar el techo de deuda sin la aprobación del Congreso. Sin embargo, la Casa Blanca sigue apostando por alcanzar un acuerdo con los republicanos y separar las negociaciones presupuestarias de la elevación del techo de deuda.
A medida que el plazo del 1 de junio se acerca, la incertidumbre y la preocupación aumentan. La suspensión de pagos tendría un impacto significativo en la economía estadounidense y en los mercados internacionales. Es fundamental que el Congreso y la administración de Biden trabajen juntos para llegar a un acuerdo que evite esta situación y asegure la estabilidad financiera del país.
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