Desde hace cinco años, expertos lanzaron la alerta por la muerte masiva de ballenas famélicas a lo largo de la ruta migratoria de 10 mil kilómetros, que durante el invierno las trae a las aguas del noroeste de México, lugar donde nacen.
La ballena gris, se enfrenta a la escasez de alimento por el aumento de la temperatura del planeta, por otro lado, captura importantes cantidades de CO2 de la atmósfera, lo que ayuda a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
La situación genera que haya una baja tasa de nacimientos, ya que las madres requieren de grandes cantidades de grasa como reserva de energía para poder procrear, por lo se estima que entre 2020 y 2022, la población de ballena gris pasó de 27 mil a 16 mil 500 ejemplares.
Antonio Aguilar, propietario del campamento Antonio’s Ecotours, mencionó que las orcas, depredadores de las ballenas, están ingresando a las aguas someras de la Laguna San Ignacio; la distribución del alimento de las orcas está cambiando por el aumento de la temperatura del agua, lo que las obliga a buscar nuevas opciones.
Las emisiones excesivas de este gas incoloro, inodoro y compuesto por oxígeno y carbono son una de una de las principales causas del calentamiento global, problema causado por la actividad humana y agravado por la larga pervivencia del CO2 en la atmósfera.
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