El vehículo que durante años permitió al papa Francisco acercarse a millones de fieles en todo el mundo será transformado en un símbolo de esperanza.
El llamado papamóvil, desde el cual saludó por última vez a los creyentes en la Plaza de San Pedro durante el Domingo de Pascua, será reconvertido en una clínica móvil para atender a niños en la Franja de Gaza, cumpliendo así con su deseo póstumo.
Con su estructura modificada, el vehículo será equipado con herramientas médicas esenciales: equipos de diagnóstico, pruebas rápidas, vacunas, kits de primeros auxilios y materiales para suturas. Este gesto refleja una acción concreta ante el colapso del sistema sanitario de Gaza, donde las necesidades son urgentes y crecientes.
Peter Brune, secretario general de Caritas Suecia, afirmó que con esta unidad médica podrán llegar a infancias marginadas y desnutridas que hoy no reciben atención médica.
La ejecución de este proyecto recae en Cáritas Jerusalén, organización fundada en 1967, la cual lidera los esfuerzos humanitarios de la Iglesia católica en la región. Actualmente cuenta con más de cien profesionales brindando atención en condiciones extremadamente adversas.
"Este vehículo representa el amor, la ternura y el compromiso del Papa hacia los más vulnerables, incluso en sus últimos días", señaló Anton Asfar, secretario general de Cáritas Jerusalén.
El Vaticano informó el lunes que esta fue la última voluntad del papa Francisco: contribuir, aunque fuera con un pequeño gesto, a mitigar el sufrimiento de los niños atrapados en la crisis humanitaria que asola Gaza.
Esta petición fue transmitida a Cáritas Jerusalén en los últimos meses, como una muestra de solidaridad ante la devastación que afecta a la niñez palestina.
Según datos de Unicef, aproximadamente un millón de niños han sido desplazados por el conflicto.
Muchos de ellos viven en refugios sobrepoblados, sin acceso a servicios básicos como la salud o la educación, expuestos a enfermedades, carencias alimenticias y traumas permanentes. En medio de esta realidad, las palabras del pontífice resuenan con fuerza: "Los niños no son números. Son rostros. Tienen nombres. Historias. Cada uno es sagrado".
Aunque actualmente la entrada de ayuda humanitaria a Gaza está suspendida por orden de Israel, se espera que una vez reanudada, el papamóvil —transformado en clínica móvil— recorra los puntos más remotos para brindar atención médica directa a la niñez. Las imágenes del proyecto muestran cómo el vehículo ha sido adaptado con precisión para cumplir esta nueva función.
"No es sólo un medio de transporte", añadió Brune. "Es una señal clara de que el mundo no ha olvidado a los niños de Gaza". También es un llamado a que otros se sumen a esta causa.
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