Un reciente informe publicado por diversas agencias de las Naciones Unidas muestra que las mujeres tienen hoy mayores posibilidades de sobrevivir al embarazo y al parto que en décadas anteriores pero estas organizaciones advierten que los recortes sin precedentes en la financiación internacional podrían revertir muchos de los avances conseguidos.
El estudio revela que, entre los años 2000 y 2023, las muertes maternas disminuyeron un 40 % a nivel global, gracias en gran parte al incremento del acceso a servicios médicos básicos.
Sin embargo, desde 2016, el ritmo de esa mejora ha disminuido notablemente. Solo en 2023, alrededor de 260,000 mujeres fallecieron por complicaciones durante la gestación o el parto, lo que equivale a una muerte cada dos minutos.
Este documento también subraya la profunda desigualdad que persiste entre regiones y países. África Subsahariana, por ejemplo, fue una de las zonas con mayores avances desde 2015, junto con Asia Central, Meridional, Australia y Nueva Zelandia. A pesar de ello, en 2023, esta región seguía representando el 70 % del total mundial de muertes maternas, debido a condiciones como la pobreza extrema y los conflictos armados.
En contraste, en cinco regiones del mundo, incluyendo América Latina y el Caribe, Europa y América del Norte, la mortalidad materna se ha mantenido estancada desde 2015. Esto indica que, a pesar de los avances tecnológicos y médicos, aún persisten barreras estructurales que impiden un progreso equitativo.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, destacó que el embarazo continúa siendo un riesgo elevado para muchas mujeres en distintas partes del mundo. "Aunque hay tratamientos y medidas para prevenir la mayoría de las complicaciones, el acceso limitado a servicios adecuados sigue costando vidas", afirmó. Reforzar la salud sexual y reproductiva, así como los derechos de las mujeres, es esencial para mejorar los resultados en salud materna.
Los efectos de la pandemia por COVID 19 también son reflejados por primera vez en el informe. En 2021, el número de fallecimientos maternos ascendió a 322,000, frente a 282,000 en 2020. Este incremento se atribuye tanto a los efectos directos del virus como a la interrupción generalizada de servicios de salud esenciales, lo que resalta la importancia de mantener atención materna continua durante crisis sanitarias.
Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, subrayó que la muerte de una madre suele poner en peligro también la vida de su bebé. En contextos frágiles, los recortes en salud reducen aún más las posibilidades de supervivencia. Por ello, hizo un llamado urgente a invertir en parteras, enfermeros y personal sanitario comunitario para garantizar que cada madre y recién nacido reciba atención adecuada.
Además del acceso a servicios de salud durante la gestación y el parto, el informe hace hincapié en la necesidad de fortalecer la salud integral de las mujeres. Esto implica asegurar el acceso a métodos anticonceptivos, prevenir enfermedades como la anemia, el paludismo y otras condiciones crónicas, y garantizar que las niñas permanezcan en la escuela. La educación y los recursos adecuados son claves para que las mujeres puedan proteger su salud.
Por último, el informe advierte que el mundo está lejos de cumplir con el objetivo de los ODS en cuanto a mortalidad materna. Para alcanzar la meta en 2030, la tasa global tendría que disminuir a un ritmo de aproximadamente el 15 % anual, una cifra muy superior al 1.5 % de descenso que se registra actualmente. Esto implica una necesidad urgente de compromiso político, inversión sostenida y enfoque estratégico para proteger la vida de millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
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