Más de medio centenar de naciones ya habrían establecido contacto con el presidente Donald Trump para intentar negociar la reciente política arancelaria, informó este domingo Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca.
Según indicó, estos diálogos podrían prolongarse por varios meses antes de llegar a resultados concretos.
Hassett señaló: "Recibí un informe anoche del Representante de Comercio donde se indica que más de 50 países han iniciado gestiones con el presidente para discutir posibles acuerdos".
Uno de los puntos más polémicos ha sido la inclusión de aliados tradicionales de Estados Unidos, como Japón, Israel o la Unión Europea, dentro de las nuevas medidas. Consultado al respecto, Hassett explicó que países como Rusia no fueron afectados debido a que "se encuentran en un proceso de negociaciones de paz que involucran miles de vidas humanas". Aun así, aseguró que esto no implica un trato preferencial permanente: "Rusia no recibirá un trato distinto al de otras naciones a largo plazo".
Por su parte, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró que muchas de estas naciones buscan "eliminar los aranceles y detener la manipulación de sus monedas".
Sin embargo, advirtió que Estados Unidos no se apresurará a levantar sanciones sin fundamentos sólidos: "Hay que ver si sus propuestas son serias, porque después de décadas de malas prácticas, no se puede empezar de cero de la noche a la mañana".
Mientras tanto, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, descartó cualquier tipo de prórroga o suspensión temporal de los nuevos gravámenes. En entrevista con CBS, fue enfático: "No habrá pausa.
Las reglas han estado desbalanceadas por mucho tiempo y el presidente Trump está decidido a corregirlo". Además, Bessent reforzó esta postura señalando que este tipo de acuerdos no se resuelven en pocas semanas: "La implementación está pensada para durar varios meses, al menos".
Hassett reconoció que es posible que algunos precios suban, pero minimizó la preocupación sobre un impacto severo en la economía doméstica: "Podría haber un leve incremento, pero no será una carga significativa para el consumidor estadounidense". Agregó que la estrategia del gobierno busca "reducir impuestos, controlar el gasto, desregular y establecer una base arancelaria uniforme, aplicando presión a los actores más agresivos del comercio internacional".
El arancel general del 10 %, propuesto por Trump, entró en vigor el sábado pasado, marcando un giro drástico en la política comercial estadounidense.
Aunque se espera que genere tensiones en los mercados globales, la administración sostiene que estas medidas son necesarias para corregir desequilibrios prolongados y proteger la economía nacional.
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