Groenlandia no quiere que los visite el vicepresidente de EU; se niegan a ser tomados por Donald Trump

 Las recientes intenciones de visitas de funcionarios estadounidenses de alto rango a Groenlandia han provocado un gran malestar en este territorio ártico, donde la mayoría de los habitantes se opone a los planes de Donald Trump de incorporar la isla a Estados Unidos.

El vicepresidente de EE.UU., JD Vance, comunicó este martes a través de un video en su cuenta de X que viajará a Groenlandia el próximo viernes. Originalmente, se había anunciado que Usha Vance, esposa del vicepresidente, realizaría una visita cultural junto con el asesor de Seguridad Nacional de Trump, Mike Waltz, y el secretario de Energía, Chris Wrigth.

Pocos días después, el vicepresidente decidió sumarse a la visita: "La expectativa generada en torno al viaje de Usha a Groenlandia este viernes me hizo darme cuenta de que no quería perderme la oportunidad".

Antes de que se confirmara la asistencia de Vance, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, advirtió que "se está ejerciendo una presión inaceptable sobre Groenlandia y Dinamarca" y aseguró que su gobierno se resistirá a cualquier intento de intervención. "Es evidente que esta visita no responde a los intereses ni a las necesidades de Groenlandia", señaló Frederiksen. También alertó sobre las intenciones de Trump, enfatizando: "Él tiene su mirada puesta en Groenlandia".

Pocos días después, el vicepresidente decidió sumarse a la visita

El primer ministro saliente de Groenlandia, Mute Egede, condenó estas visitas tachándolas de provocadoras y aseguró que no hay reuniones oficiales previstas con las autoridades locales. "Nuestra soberanía y nuestro sistema democrático deben ser respetados sin injerencias extranjeras", publicó en Facebook. Jens-Frederik Nielsen, virtual sucesor de Egede, acusó a Estados Unidos de mostrar falta de respeto hacia los groenlandeses.

Para justificar su viaje, Vance declaró: "Voy a reunirme con nuestros efectivos de la Fuerza Espacial en la costa noroeste de Groenlandia y también a analizar la seguridad en la zona". Posteriormente, argumentó que otros países podrían utilizar Groenlandia como base para amenazar a EE.UU. y Canadá. "Durante demasiado tiempo, tanto Washington como Copenhague han ignorado a Groenlandia, lo que ha sido perjudicial para la isla y para la seguridad global", afirmó.

Donald Trump, por su parte, insistió en que la visita de sus funcionarios no debe interpretarse como una provocación, sino como un gesto de buena voluntad. "Creo que Groenlandia es algo que podría estar en nuestro futuro. Su importancia para la seguridad internacional es incuestionable", afirmó.

Donald Trump, por su parte, insistió en que la visita de sus funcionarios no debe interpretarse como una provocación

La isla más grande del mundo, ubicada entre los océanos Atlántico y Ártico, ha estado bajo soberanía danesa por aproximadamente 300 años. Aunque tiene autogobierno, la política exterior y de defensa sigue siendo gestionada desde Copenhague. Estados Unidos ha mantenido un interés estratégico en Groenlandia durante décadas y cuenta con una base militar en la isla desde la Segunda Guerra Mundial. En los últimos meses, Trump ha reiterado que este territorio debería formar parte de EE.UU.

Se especula que el mandatario está particularmente interesado en los recursos minerales de la región. De hecho, su hijo, Donald Trump Jr., visitó Groenlandia antes de la toma de posesión de su padre en enero.

A inicios de este mes, Trump reafirmó su intención de adquirir Groenlandia en una conversación con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Mientras la isla ya manifestaba su rechazo a estas declaraciones, Rutte causó aún más polémica al insinuar que Trump podría intentar lograr su objetivo con el respaldo de la OTAN, alianza militar de la que Dinamarca también forma parte. "Mark, necesitamos el control de la isla por razones de seguridad global", expresó Trump durante una reunión en la Casa Blanca. "Seguiremos en contacto".

Al ser cuestionado sobre la posibilidad de una anexión, Trump respondió: "Creo que ocurrirá". Estas declaraciones provocaron una reacción unánime de los principales partidos políticos groenlandeses, que emitieron un comunicado condenando lo que calificaron como un "comportamiento inaceptable" por parte del mandatario estadounidense.

Trump expresó su respaldo al derecho del pueblo groenlandés a decidir su futuro.

Este tema cobró gran relevancia en las recientes elecciones, en las que el partido Inuit Ataqatigiit de Egede sufrió una inesperada derrota frente al Partido Demócrata de Nielsen, que promueve una transición gradual hacia la independencia de Dinamarca.

En un discurso ante el Congreso estadounidense, Trump expresó su respaldo al derecho del pueblo groenlandés a decidir su futuro. "Si así lo desean, serán bienvenidos en Estados Unidos", afirmó.

Sin embargo, encuestas recientes indican que cerca del 80% de los groenlandeses desean independizarse de Dinamarca, aunque un sondeo realizado en enero reflejó que una proporción aún mayor rechaza la idea de convertirse en parte de Estados Unidos.