Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos, falleció este domingo a los 100 años en su hogar de Plains, Georgia, rodeado de su familia. Su partida cierra un capítulo en la historia política de Estados Unidos, marcado por su mandato presidencial de 1977 a 1981 y su prolífica labor como promotor de la paz y los derechos humanos en las décadas posteriores.
Carter llegó a la Casa Blanca en un periodo de incertidumbre nacional, tras el escándalo Watergate y la derrota en Vietnam. Su promesa de gobernar con honestidad y transparencia conectó con los votantes, pero su administración enfrentó desafíos económicos como la inflación y crisis internacionales, entre ellas la toma de rehenes en Irán. Aunque estas dificultades limitaron su popularidad, su presidencia dejó logros duraderos:
A pesar de estas iniciativas, Carter perdió la reelección frente a Ronald Reagan en 1980, en un contexto de crisis económica y descontento generalizado.
Tras dejar la Casa Blanca, Carter dedicó más de cuatro décadas a la promoción de la paz, la democracia y los derechos humanos a través del Centro Carter, fundado en 1982 junto a su esposa Rosalynn. Su legado como expresidente incluye:
En 2002, recibió el Premio Nobel de la Paz, consolidando su reputación como una figura de alcance global. El comité del Nobel destacó su "incansable búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos internacionales."
Nacido el 1 de octubre de 1924 en Plains, Georgia, James Earl Carter Jr. creció en un entorno rural que moldeó su carácter. Fue un hombre profundamente religioso, cristiano bautista, y mantuvo un fuerte compromiso con la igualdad racial, los derechos civiles y el servicio público.
Graduado de la Academia Naval de Annapolis, sirvió como oficial de la Marina antes de regresar a su natal Georgia para dirigir la granja familiar de maní. Su incursión en la política lo llevó a ser gobernador de Georgia en 1971 y, posteriormente, candidato presidencial.
En su campaña electoral de 1976, prometió no engañar a los estadounidenses, un mensaje que resonó tras los escándalos políticos de la época. "Si alguna vez os miento, no me votéis", repetía durante sus mítines.
Carter pasó sus últimos años rodeado de su familia y continuando su labor en la medida de lo posible. En febrero de 2023, decidió ingresar a cuidados paliativos, y aunque el desenlace parecía inminente, vivió lo suficiente para celebrar su centenario y despedir a su esposa Rosalynn, quien falleció en noviembre de ese año.
Su nieto Jason Carter expresó en un homenaje: "Mi abuelo dedicó su vida a Dios, al respeto por la dignidad humana y al amor al prójimo. Su legado no se mide por los premios, sino por las vidas que tocó y el bien que hizo."
Se espera que los actos fúnebres incluyan ceremonias públicas en Washington y Atlanta, antes de un entierro privado en Plains, el lugar que siempre llamó hogar.
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