El gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento del Interior, ha anunciado oficialmente el cambio de nombre del Golfo de México a "Golfo de América".
La medida, derivada de una orden ejecutiva del expresidente Donald Trump, busca, según el comunicado oficial, resaltar el legado y la grandeza histórica de Estados Unidos. El Departamento del Interior explicó que este cambio aplicará únicamente para el uso oficial federal dentro de Estados Unidos.
En su comunicado titulado "Avanza la restauración de nombres históricos que honran la grandeza estadounidense", se destacó que el Golfo, rebautizado como Golfo de América, ha sido crucial para la economía del país debido a sus vastas reservas de petróleo, gas natural y su rol como arteria principal del comercio marítimo estadounidense.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ya adoptó el nuevo término en documentos oficiales, mientras que la Junta de Nombres Geográficos de Estados Unidos actualiza rápidamente la nomenclatura en registros federales.
El anuncio ha generado una respuesta mixta en el ámbito internacional. Reino Unido declaró que no adoptará el nuevo nombre y continuará refiriéndose a la zona como Golfo de México.
Según el diario británico The Telegraph, el gobierno británico no reconoce el cambio a menos que el uso del término "Golfo de América" se generalice globalmente.
En México, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó que el cambio de nombre no afecta la denominación en el país ni la soberanía mexicana sobre su territorio marítimo.
"El Golfo de México mantendrá el nombre que le ha pertenecido durante siglos", afirmó, subrayando que la medida es válida únicamente en la plataforma continental estadounidense.
El comunicado del Departamento del Interior busca enaltecer las contribuciones económicas y estratégicas del Golfo de América a Estados Unidos, describiéndolo como "una piedra angular del crecimiento de la nación". Sin embargo, la decisión ha sido interpretada por críticos como un gesto simbólico con tintes políticos.
La orden también incluye el renombramiento del monte Denali, en Alaska, que volverá a llamarse monte McKinley, su denominación previa hasta 2015. Este cambio revierte la decisión de la administración de Barack Obama, quien adoptó el nombre original dado por los pueblos nativos de Alaska.
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