Fue el 15 de enero de este año cuando el volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha'apai entró en erupción; sus efectos se sintieron prácticamente en todo el planeta: tsunamis afectaron varias costas a lo largo del globo, sobre todo en las zonas cercanas. Incluso la onda sónica que provocó recorrió dos veces el mundo entero.
Investigaciones recientes han revelado que esta erupción se puede catalogar como la mayor explosión en la Tierra durante la Era Moderna. Pero eso no es todo.
Este evento generó que miles de millones de litros de vapor de agua alcanzaran la atmósfera junto con cenizas y gases, lo que según reportes de National Geographic y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA podría alterar la temperatura de la Tierra por al menos cinco años, lo que afectaría también a la capa de ozono.
Esto ha sido catalogado como un efecto anómalo, ya que las erupciones de grandes magnitudes regularmente tienden a enfriar el clima del planeta por las nubes de ceniza que tapan el sol, lo que se conoce como “invierno volcánico”.
El estudio indica que, a diferencia de otras situaciones parecidas, la erupción del Hunga Tonga-Hunga Ha'apai expulsó una enorme cantidad de agua a la atmósfera, al menos lo equivalente a 58 mil piscinas olímpicas. El agua absorbe la energía solar en vez de reflejarla (como harían las cenizas) lo que podría potenciar el efecto invernadero, lo que derivaría en un aumento en la temperatura del planeta.
Aun así, han especificado que es pronto para saber el alcance real de esta explosión, y si podría afectar al cambio climático que enfrenta el planeta por la actividad humana. Será en los próximos años cuando los científicos logren dimensionar las afectaciones generadas por esta erupción, sin precedentes en años recientes.
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