La huelga se amplió en Francia, más allá de los combustibles y refinerías. Buscan obtener un alza del salario, cuando la inflación trepa, y defender el derecho a huelga después de que el gobierno interviniera en las refinerías para garantizar el abastecimiento de combustible a la población.
Al paso del cortejo de manifestantes, los comercios y los bancos bajaron sus persianas. En la brasserie La Rotonde, donde celebró sus triunfo el presidente Emmanuel Macron, luego quemada por los Chalecos Amarillos, la policía intervino para proteger el banco de al lado.
La movilización fue lanzada por la CGT, la FO, la GFSU, Solidaires y diferentes organizaciones de jóvenes, como la Didl, la UNEF y la Voix Lyceane.
En París, una manifestación partió de la plaza de Italia y se dirigió hacia la place Vauban en el barrio VII. Pero había otras 150 marchas en otras ciudades de Francia. En Marsella marcharon al menos 2.000 personas. En Lyon, en Le Havre, en Estrasburgo, en Montpellier, en Lille y en Rennes hubo manifestaciones.
Asimismo, unas 30 universidades y liceos en París fueron bloqueados, al igual que en Bretaña y otros lugares de Francia. La medida de fuerza también afecta al norte y el centro del país con más del 30 % de estaciones de servicio sin combustible
También en París hubo momentos de tensión cuando los anarquistas Black Blocks intentaron infiltrarse y la policía intervino para que dejaran de arrojar proyectiles. Al menos 200 Black Blocks se infiltraron en la marcha.
El movimiento de fuerza incluyó a los transportes urbanos de ómnibus, los transportes ferroviarios, la función pública, la salud, los empleados de la empresa eléctrica y nuclear EDF, y la industria petrolera. Pero, entrada la tarde, el transporte había sido “ligeramente perturbado” en el Metro, con un promedio de 8 a 9 trenes funcionando sobre 10.
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