Las Cataratas de Sangre que fluyen entre los glaciares antárticos han desconcertado a los científicos desde su descubrimiento en 1911. Sin embargo, una nueva investigación ha revelado finalmente el misterio detrás de este fenómeno.
Un grupo de científicos interdisciplinarios de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Tennessee, entre otras instituciones, ha descubierto que las Cataratas de Sangre están relacionadas con la actividad de microorganismos que habitan las aguas salinas bajo los glaciares.
El estudio, publicado en la revista Frontiers in Astronomy and Space Sciences, revela que las nanoesferas ricas en hierro son las responsables del color rojizo de las cataratas.
Estas nanoesferas, que se oxidan al entrar en contacto con el aire, son únicas en su estructura física y química. Los científicos encontraron también otros elementos, como silicio, calcio, aluminio y sodio, en concentraciones variables en las nanoesferas.
Anteriormente, se pensaba que minerales específicos eran los causantes de las emanaciones rojizas, pero el nuevo estudio descarta esta posibilidad, ya que las nanoesferas no presentan una estructura cristalina.
En cambio, se determinó que las nanoesferas tienen un origen microbiano, resultado de la actividad de bacterias que han sobrevivido bajo los glaciares durante millones de años.
Este descubrimiento no solo arroja luz sobre el fenómeno de las Cataratas de Sangre en la Antártida, sino que también proporciona una visión única de la vida primitiva en la Tierra.
Las bacterias que habitan estas aguas salinas representan un ejemplo inalterado de la vida antigua y podrían enriquecer la comprensión de la vida en otros planetas que tengan ambientes similares.
Las Cataratas de Sangre se encuentran en la lengua de Taylor, un glaciar en la costa de la Antártida Oriental. Este lugar remoto y de difícil acceso ha sido presenciado de cerca por solo unos pocos científicos que han estudiado sus características.
Para la mayoría de las personas, la única forma de contemplar este espectáculo natural es a través de helicóptero o barco.
El descubrimiento de las cataratas ocurrió en 1911, dejando atónito al explorador que encontró este fenómeno único.
Este lugar sigue siendo objeto de fascinación para los científicos, especialmente para la NASA, debido a las condiciones únicas que ofrece para el estudio del agua de antiguos lagos sin tener que perforar el hielo.
Estas aguas albergan respuestas importantes sobre el desarrollo de formas de vida elemental y están protegidas de la radiación ultravioleta de la superficie.
Además, se cree que los descubrimientos realizados en este lugar pueden ser relevantes en la búsqueda de vida en otros lugares del sistema solar, como Marte, la luna de Júpiter, Europa y el satélite de Saturno, Encelado.
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