Según los relatos de los afectados, estos controles los obligan a permanecer hacinados junto a pasajeros de otros vuelos en espacios cerrados durante horas, sin que se sepa si hay personas enfermas entre ellos.
Esto contradice además las recomendaciones de evitar las aglomeraciones para prevenir el contagio y propagación del nuevo coronavirus.
Desde la medianoche del miércoles 11 de marzo, en Estados Unidos se aplica una prohibición a la entrada de extranjeros procedentes de 26 países europeos, a los que a partir del lunes 16 de marzo se sumarán Reino Unido e Irlanda, lo que ha provocado una avalancha de estadounidenses regresando al país antes de que las aerolíneas empiecen a cancelar velos procedentes de Europa debido a la escasa demanda.
Según algunos medios, las esperas en el aeropuerto de Chicago, que es el de mayor tráfico aéreo del país, fueron tan largas, que el personal de la terminal estaba repartiendo agua y comida a la multitud.
Escribió en su cuenta de Twitter el propio gobernador de Illinois, J.B. Pritzker.
De superar estos controles, los pasajeros son instruidos para comenzar inmediatamente períodos de autocuarentena en sus casas y vigilar estrechamente su estado de salud.
Según datos de los gubernamentales Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en EE.UU. se han registrado y 41 muertes y 1.629 casos confirmados, pero otros cálculos extraoficiales cifran los contagios confirmados en unas 3.000 personas y los fallecimiento en 57.
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