Sea por la razón que sea las ballenas del mundo no pueden estar en paz, hubo un tiempo donde su cacería era constante y aunque todavía son cazadas pero en menor proporción hoy se enfrentan a un riesgo mayor para su existencia.
Algunos países cazan ballenas subrepticiamente; otros, principalmenteJapón no niega la cacería que hace de las ballenas los grandes cetáceos bajo argumentos científicos. De cualquier forma, la realidad para estas emblemáticas criaturas de los océanos es desastrosa, como también lo es para los ecosistemas marinos.
Sin embargo, a la persecución de los mayores mamíferos del planeta se suma hoy otro desastre:los océanos ya no son saludables Están contaminados con materiales tóxicos como vertidos de petróleo, productos químicos, residuos de plástico e industriales, elementos que constituyen una amenaza para las especies marinas.
Por ello se hacen llamados constantes a la comunidad internacional para poder garantizar la seguridad de las ballenas manteniendo mares limpios, pero también para protegerlas de los balleneros.
La basura marina no solo afecta a los ecosistemas en general y a la salud humana, sino a las especies animales que forman parte de ese ecosistema como son las ballenas.
Sin embargo, el problema de la basura marina es común a todos los países por lo que requiere de la participación internacional, así como de los diferentes niveles de gobierno, y del compromiso del sector privado, la academia y la sociedad civil.
El 2 de marzo de 2022, la Asamblea de Naciones Unidas para el Medio emitió una resolución, que establece la necesidad de generar un acuerdo internacional vinculante con el fin de mitigar y controlar la contaminación marina por plásticos y microplásticos. A nivel nacional, el Gobierno de México ha planteado una política de desarrollo sustentable y economía circular, orientada a fortalecer la gestión sustentable de residuos.
En este contexto, la SEMARNAT con apoyo del PNUMA elabora el Plan Nacional de Acción para Residuos Marinos y Contaminación Plástica (Plan REMAR), que tiene por objeto identificar acciones prioritarias, intervenciones e indicadores, que permitan implementar una política pública sobre Residuos Marinos y Contaminación Plástica, y que integre los principales resultados del Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica (INFCP)
Antes de la Segunda Guerra Mundial, el notable descenso de los especímenes alertó a los faeneros o cazadores que dieron la voz de alerta de la merma brutal del número de ballenas a medida que ellos las eliminaban, lo que ponía en riesgo su negocio.
En 1946, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) señalaba que “la historia de la caza de ballenas es testigo del agotamiento de una zona tras otra y de una especie tras otra, hasta tal punto que resulta esencial la protección de todas las especies de ballenas para evitar su extinción”
Desde entonces la comunidad internacional ha insistido en defender de la caza indiscriminada y tortuosa a estos hermosos animales, y proclamó en 1986, en voz de la CBI, el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas.
A esta defensa se han sumado diversas instituciones y organizaciones ecologistas como Greenpeace, que inició una histórica campaña en 1975 al observar que las poblaciones de ballenas se encontraban en una situación muy crítica después de casi tres siglos de cacería comercial, y más de medio siglo de caza industrial descontrolada.
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