En las afueras de la ciudad china de Shijiazhuang, China levanta cientos de habitaciones prefabricadas que llenan un vasto campo de cuarentena para más de 4 mil personas. La medida se produce a la luz de un nuevo brote de COVID a principios de enero en la provincia de Hebei.
Los edificios de cuarentena están equipados con baños, Wi-Fi y aire acondicionado. La medida recuerda los esfuerzos de Beijing para construir hospitales improvisados en Wuhan, el centro del virus, días después de que estalló por primera vez.
Mientras los equipos de construcción trabajan las 24 horas del día para erigir una gran instalación para frenar el creciente brote en la ciudad, China inicia pruebas masivas, impone cierres y se prepara para trasladar pueblos completos a las instalaciones para detener los contagios.
China ha controlado en gran medida al virus, incluso mientras el resto del mundo lucha con el aumento de muertes y hospitales sobrecargados. Sin embargo, a inicios de este año comenzaron a surgir nuevos contagios. Se espera que la instalación de cuarentena se complete en los próximos días.
Más de 600 trabajadores y 100 máquinas de construcción han estado trabajando las 24 horas sin parar, en condiciones de frío extremo desde los últimos cinco días. Se están utilizando materiales prefabricados para ayudar a acelerar el inmueble.
China acumula 88 mil 557 casos desde que se detectó el virus en la ciudad de Wuhan, en el centro del país asiático, a finales de 2019, con 4 mil 635 muertes por la enfermedad.
Las autoridades esperan tener vacunados a 50 millones de personas para mediados de febrero. Las escuelas iniciarán sus vacaciones antes y se pidió a la población que no se desplace durante el feriado con más viajes del año, el Año Nuevo chino, que comenzará en unos días.
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