Ante el lamentable accidente ocurrido en el puente del Metro de la Línea 12 de la Ciudad de México, en el que los vagones se desplomaron y cayeron cerca de 12 metros de alto, el miedo de los capitalinos al subir al metro y vivir una situación de esta magnitud es una realidad latente.
En medio del trabajo de retiro de escombros, análisis del accidente y el señalamiento de diversas líneas con irregularidades por parte de ciudadanos y expertos en el área, parte de la población experimenta miedo en el uso de este transporte, el cual está relacionado con el estrés postraumático, el cual definimos y compartimos recomendaciones para superarlo.
Afección
El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) es una afección que afecta a personas después de experimentar o ver algún evento traumático, advierte la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Los expertos indican que es normal sentir miedo durante y después de una situación traumática, ya que el miedo desencadena una respuesta de "lucha o huida" para protegerse de posibles peligros.
Esta es la forma en que el cuerpo busca protegerse de posibles peligros y causa cambios en el cuerpo, como la liberación de ciertas hormonas y aumenta el estado de alerta, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la respiración.
Según datos del sitio web de Mayo Clinic, dentro de los síntomas por estrés postraumático se encuentran tratar de evitar pensar o hablar acerca del suceso traumático, evitar lugares, actividades o personas que recuerden el hecho; desesperanza acerca del futuro, dificultad en mantener relaciones cercanas, estar siempre alerta al peligro, cambios en pensamiento y estados de ánimo, entre otros.
Tratamiento
Presentar alguno de estos síntomas en un lapso de 3 a 4 semanas y el no retomar las actividades diarias, son focos rojos que alertan acudir con un experto en psicología, el cual podrá ayudar a combatir y evitar que aspectos del trastorno de estrés postraumático empeoren.
Por otra parte, especialistas explican que el tener miedo a acudir a ciertos lugares o situaciones que podrían causar pánico y sentirse atrapado o indefenso es un trastorno de ansiedad, al cual se le conoce como agorafobia.
Entre los ejemplos relativos se encuentran usar el transporte público, permanecer en lugares abiertos, cerrados, hacer filas o estar entre la multitud.
Agorafobia
Las personas con trastorno de pánico tienen ataques repentinos y repetidos de miedo que duran varios minutos o más. Son más conocidos como ataques de pánico, los cuales se caracterizan por temor a los desastres o miedo a perder el control, incluso cuando no hay un peligro real.
“La ansiedad se produce a raíz del miedo a que no haya medios de escape o ayuda accesibles si se intensifica la ansiedad. La mayoría de las personas que sufren agorafobia la padecen después de tener uno o más ataques de pánico, lo que los hace preocuparse por volver a tener un ataque, así que evitan los lugares donde puede volver a suceder”, detallan expertos de Mayo Clinic.
“Las personas con agorafobia tienen dificultad para sentirse seguras en un lugar público, especialmente donde se reúnen multitudes. Es posible que sientas la necesidad de tener un acompañante, como un pariente o amigo, para que vaya contigo a lugares públicos. El miedo puede ser tan abrumador que es probable que sientas que no puedes salir de tu casa”, agregan.
Transición
La agorafobia normalmente empieza después de que la persona experimenta uno o más ataques de pánico y empieza a temer tener más. Cuando este miedo afecta las actividades diarias, como evitar lugares, el paciente los relaciona con un peligro, la agorafobia se puede diagnosticar.
Las principales señales de esta fobia es tener miedo a salir de casa solo, así como a las multitudes o esperar en una fila; temor a perder el control en un lugar público, los espacios cerrados e incluso abiertos, desde cines a estacionamientos, a la par de sentimientos de separación o distanciamiento de los demás.
La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, destaca además síntomas físicos como molestia o dolor torácico, asfixia, mareo o desmayo, náuseas u otro malestar estomacal, así como aceleramiento del corazón, dificultad para respirar, sudoración y temblor.
Cabe destacar que la agorafobia tiene tratamiento a base de atención psicológica y expertos en psicoterapia. En casos en los que la ansiedad es muy elevada, se tiene que someter a un diagnóstico con un psiquiatra para saber si el paciente requiere algún tipo de medicación.
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