Sendero y poesía: Francisco Chico Hernández

La gran poesía, por cierto convertida en canción a través del ingenio de Joan Manuel Serrat,  Cantares de Antonio  Machado,  donde reza: caminante no hay camino se hace camino al andar, queda a la medida al poeta Francisco  Chico Hernández, orgullosamente veracruzano a quien el Senado de la República le acaba de otorgar la medalla Rosario Castellanos, pues ha dedicado su vida, al discurso escrito en distintas modalidades, pero son sus versos, los cautivantes a los sentidos:

Déjame recordarte donde me ahogué de niño, por qué hace brillar mi sangre la tristeza, o dé jame tirado en la banqueta, cubierto de periódicos, mientras la nave de los locos, zarpa hacia las islas griegas…

 Francisco Hernández nació en San Andrés Tuxtla en 1946. De profesión fue publicista, tiene 25 libros de poesía, entre los cuales destacan Gritar es cosa de mudos, Mar de fondo y Viaje relámpago a Nueva York, escribió también un libro sobre Artes visuales y un Diario.

Por su quehacer poético tiene los reconocimientos Bonifaz Nuño, Xavier Villaurrutia y es Creador emérito del Fonca. Ha colaborado en Revistas como La palabra y el hombre de Xalapa y en la Revista de la UNAM.

 Francisco,  tiene una sutileza irónica muy  singular. En  su tratamiento poético, denostar  a la vida en cuanto a sus vicisitudes y embates, la va bien a su pluma:

Para matar a un pájaro córtale las alas…la nostalgia del vuelo hace que se arroje al desfiladero…

Reconociendo influencias de Octavio Paz, Chico Hernández  y de la música, encuentra su identidad entre la nostalgia y el desacato y sobre sale en ella, como lo cita su prologuista Christian Peña, la poesía de la enfermedad, la fiebre y el delirio:

Esta es la casa donde solo las lágrimas tienen sombras

Donde el sabor a los remordimientos, desajusta postigos y remienda la lona de los catres plegados por el abandono…

Esta es la casa donde el olvido ha cavado la tumba, donde nadie se besa, ni se injuria, donde la música no entra, porque no hay muslos que se abran para recibirla, ni extremadas rendijas  por donde pueda entrar el viento….

Francisco  Hernández voz y sentimiento, recopilador de los aires tuxtlecos, afianza su grafía en su propio  sendero, donde ha pisado fuerte, haciendo huella de caminante poeta.