“Han sido cuatro días muy intensos”, comenta Horacio Franco al iniciar esta entrevista. El flautista, ataviado con ropa fresca y característica de su personalidad -playera sin mangas, pantalón ajustado, calzado estilo luchador- comienza a relatar a Galería su fin de semana en Veracruz, donde formó parte del ciclo ‘El barroco en la tradición del son’.
El tema es parte de su esencia y se nota cuando lo comunica. Aborda orígenes, desarrollo, actualidad del género en la interpretación y refleja su comodidad y pasión con el mismo, tal como se vio en el escenario del Auditorio y Capilla del Exconvento Betlehemita, donde se presentó.
Así, en el marco de la clausura del evento, organizado por el Centro Veracruzano de las Artes, el músico mexicano conversó con Galería sobre la influencia del barroco en su propia tradición musical, la cual recalcó su valor histórico y como sigue siendo parte de la formación de nuevos intérpretes.
Recuento
“La música barroca, el son jarocho y huasteco están enormemente hermanadas porque pasó una cosa muy importante: aquí se gestaron, con el advenimiento de las cuerdas que trajeron los españoles; la cultura africana, que vinieron como esclavos de los indígenas y con todo este mestizaje se originaron formas musicales populares que fueron prohibidas por la iglesia e inquisición”, relató.
“Aquí se originaron formas musicales, de danza, cantadas y bailadas que eran satanizadas por la iglesia; hay testimonios escritos de que así fue, como una forma llamada Chacona y, a partir de que hay un poema de finales del Siglo XVI, de las Bodas de Felipe Segundo, que menciona la Chacona como un baile subido de tono, finalmente se saca conclusión de que fue sacada de aquí, la bailaban negros e indígenas”.
“Fue a parar a Europa, no sabemos cómo y allá se fueron cultivando estas formas (…) Así que tienen una gran hermandad; se originaron muy probablemente aquí, con toda seguridad. Eso es la similitud de danza, música y poesía, porque los versos, las maravillosas décimas, son precisamente producto de eso”, subrayó.
Eso también se ve reflejado en lo que interpreta, ¿cómo plasma su talento con la interpretación?
Uno cuando está tocando una danza de este tipo, no tiene que llevar el ritmo, no tiene que sentir los pasos de la danza conforme a la acentuación que escribe el compositor, uno tiene como función de recreador de la música darle vida a la partitura. Darle un contexto en base a un texto, que simplemente hace que la música tenga un final realmente funcional a partir de lo que uno toca y el público recibe.
Es lo mismo con el son, nada más que son músicas más rituales, también las suites eran rituales, en el barroco lo eran (…) Una suite de Bach o una pieza instrumental de Vivaldi ya no se bailaban en su época, pero eran reminiscencias y absolutamente fidedignas al concepto de la danza que se pudo haber bailado.
Es como si yo compongo un danzón hoy, como Arturo Márquez; ese danzón no se va a bailar en un salón, se baila ‘Nereidas’, ‘Almendra’, pero los danzones de Márquez son para escucharse en música sinfónica.
Le hemos visto intervenciones internacionales, como ‘Cielito lindo coreano’, ¿tiene algún proyecto similar en puerta?
Ese fue un proyecto muy fructífero donde grabamos un video con un arreglo del ‘Cielito lindo’ que hizo KL Joon e invitó a Gamin, que toca la chirimía coreana.
He hecho más proyectos con indígenas, voladores de Papantla, músicos de la Danza del Venado, siempre estoy al pendiente de hacer músicas del mundo con músicos muy talentosos y esta es una oportunidad de hacer hoy (el concierto de clausura de ‘El barroco en la tradición del son’).
¿Qué es lo que les atrae a sus alumnos a esta tendencia musical?
Acabé mi ciclo como profesor de flauta, pero tengo alguno al que le doy clases; aquí hay un alumno precisamente, Edgar Trujillo. En realidad, de lo que doy clases es de interpretación de la música, metodologías de estudio, cómo interpretar la música, cómo pronunciar los textos a los cantantes.
Me he especializado mucho en la dicción, soy director de música vocal también y siempre me centro mucho en la interpretación musical a partir de la correcta pronunciación de los idiomas.
¿Después de Veracruz cuál es su plan y cómo cierra el año?
Tengo muchos conciertos con la postpandemia, ahorita estoy afortunadamente tocando más en público, tengo dos conciertos en Puebla, clases magistrales (…) uno en el Teatro Ofelia donde voy a inaugurar una serie de conciertos de jazz, que están tratando de revivir todo lo que se paró.
El próximo año no hay nada en concreto, todavía hay incertidumbre y como no hay presupuestos… después vienen vacaciones y en enero todavía es muy incierto, nada está concreto ahorita.
¿Qué mensaje les daría a futuros músicos?
La gente que quiera dedicarse a la música tiene que saber, fundamentalmente, que tiene facultades genéticas para ello; es muy fácil en la música popular darse cuenta de eso, el que puede hacerlo lo hace, pero en la clásica, tiene que darse cuenta de que tiene mucha pasión y amor para hacerlo. Tiene que venir de adentro, pero se tiene que dar cuenta.
“La música barroca, el son jarocho y el huasteco están enormemente hermanadas porque aquí se gestaron (…) los versos, las maravillosas décimas, son precisamente producto de eso”.
Horacio Franco
Flautista
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