Tame Impala “sacudió las almas” de los miles de asistentes al Corona Capital. La noche del sábado 20 de noviembre, la sicodelia de los músicos hizo vibrar a todos los presentes con un espectáculo electrizante, que incluyó el gran aro de luz, lásers multicolores y visuales, con las cuales la banda encabezada por Kevin Parker guio a sus seguidores a un viaje fantástico, o tal vez, a otro universo.
El vocalista, quien recibió múltiples elogios e interactuó varias veces con su público, aseguró sentirse bien y condujo a su audiencia a un recorrido musical, que propició euforia y catarsis, de principio a fin. No hubo quien se resistiera al impacto de la banda australiana, la cual tuvo que cancelar su presentación en el Foro Sol en julio pasado, debido a la pandemia.
El espectáculo audiovisual definido como “mágico”, “chingón”, “alucinante” dejó feliz al público, aunque hubo un grito desaforado que pidió sin cesar la rola ‘Yes I'm Changing’. La sana distancia se olvidó; los cubrebocas desaparecieron, pues el público se enfocó en cantar, bailar, beber o fumar en una abarrotada explanada, donde la convivencia fue hombro con hombro, dejando atrás el prolongado aislamiento social vivido alrededor del mundo.
Tame Impala no tuvo queja, colmó las expectativas y subió en su nave a todos los que llegaron a la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez.
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