Las chinampas de Xochimilco son un sistema de agricultura sustentable creado para producir plantas, verduras y hortalizas, de manera intensiva. Su origen se remonta a las culturas prehispánicas de hace 900 años; por tanto, proteger su ecosistema permite conservar los beneficios que genera en el clima y la calidad del aire de la Ciudad de México.
Con la finalidad de salvaguardar este sistema, Refugio Rodríguez Vázquez, investigadora del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, impulsa la aplicación de varios desarrollos tecnológicos para el tratamiento del suelo y el agua, entre los que destacan la oxigenación de los canales mediante un método de generación de micronanoburbujas, que se adapta a las trajineras.
Objetivo
El novedoso sistema de nanoburbujas logra reducir agentes contaminantes del agua de los canales, así como las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Esta zona ecológica está en riesgo por la contaminación de sus aguas”, recordó Rodríguez Vázquez, quien explicó que el trabajo está enfocado en oxigenar el agua de los canales en la zona chinampera.
El sistema consiste en colocar paneles solares que convierten la energía en fotovoltaica, la cual activa una bomba que genera, a través de un tubo, las burbujas, que se “quedan en el agua y la oxigenan con lo que se mejora su calidad, beneficiando a la flora y la fauna, reducidas debido a los agentes contaminantes”.
Expuso que el sistema de nanoburbujas ayuda a cuidar la salud de la población y contribuye a mejorar la calidad de vida de los agricultores en esa zona rural.
“Es un método económico y cuenta con un equipamiento de fácil manejo, además de que los paneles solares permiten una operación sustentable e independiente”, reiteró.
Beneficios
Otro de los beneficios es que el sistema puede ser colocado por los agricultores de la región, además de que su mantenimiento es fácil y barato. Uno de los agricultores que se ha beneficiado con la nanotecnología es Miguel Poblano Lugo, quien señaló que se siente muy satisfecho de que se esté usando este instrumento para salvaguardar los canales.
“Me pareció fabuloso que alguien de fuera venga a tratar de rescatar Xochimilco”, indicó el también remero. Agregó que oxigenar el agua y volverla pura le pareció “excelente”, de ahí todo su apoyo.
Poblano Lugo contó que aprendió cómo instalar la máquina, por lo que se encargará de que más agricultores conozcan el sistema y puedan beneficiarse de él: “Me da gusto ver que esto sí funciona”, mencionó el agricultor, para agregar que si les apoyan “vamos a tener a diario funcionando esto, hasta que diga la maquinita ya no doy más.
“El hecho de que rescatemos a Xochimilco con esta nueva tecnología es mucho mejor y más práctico”, consideró.
El área
Con una historia que abarca desde la época Prehispánica, la Conquista y Colonia Española, así como en el movimiento de Independencia, época Porfiriana y Revolucionaria, Xochimilco es, desde 1929, una de las dieciséis Delegaciones Políticas del Distrito Federal -hoy Ciudad de México-, de acuerdo con el sitio web oficial de la alcaldía.
En 1934, el Decreto de Protección de Monumentos declaró a la zona como Típica y Pintoresca, de la que resalta la fiesta de la Flor Más Bella del Ejido, que tiene su origen en el año de 1955, cuyos antecedentes datan de la época prehispánica y es, hasta la actualidad, una de las fiestas más representativas de la demarcación.
Su fama internacional se potencializó con los Juegos Olímpicos de México 1968, ya que en 1966 se le construyó, paralela al canal de Cuemanco, la Pista de Remo y Canotaje ‘Virgilio Uribe’, destinada para las competencias de dichas especialidades.
Gracias a estas características, y con el objetivo de rescatar y preservar sus recursos, la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) tomó bajo protección, a partir de 1986, la zona rural y lacustre de Xochimilco.
Así, el 11 de diciembre de 1987, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura declaró Patrimonio Cultural y Natural de la humanidad a la región por su sistema agrícola único en el mundo, que contribuye a la viabilidad ecológica de la Ciudad de México.
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