Durante dos días se reunieron en el Complejo Cultural Los Pinos, 27 y 28 de febrero pasado, con la intención de sentar las bases de lo que será el Decenio de Acciones para las Lenguas Indígenas. Se congregaron alrededor de 700 voces, la mayoría hablantes, guardianes de las lenguas, pero también especialistas y funcionarios encargados de impulsar la concreción de las ideas.
Así fue como se produjo la Declaración de los Pinos (Chapoltepek), Construyendo un Decenio de Acciones para las Lenguas Indígenas, concebida como una herramienta para generar cambios estructurales en todo el mundo, a fin de preservar, revitalizar y promover las lenguas originarias.
“La Unesco y toda la comunidad internacional buscan atender el reto de la preservación de las lenguas indígenas de una forma holística, por eso se han designado mecanismos para estrechar el trabajo intersectorial de todos sus componentes y sabemos que grandes convenciones están apoyando este proceso, como la Convención de 2003, sobre Patrimonio Inmaterial, o la de 2005 acerca de la Diversidad de las Expresiones Culturales”, a decir de Frédéric Vacheron, representante de la Unesco en México.
Ni más, ni menos
Durante el lanzamiento oficial del documento, que se realizó este miércoles de manera virtual, se enfatizaron las medidas específicas y las principales metas del decenio internacional de las lenguas indígenas, que comenzará el 1 de enero del 2022, donde se plantean distintos aspectos en donde la lengua es eje central, como una forma de proteger a las mismas culturas.
“Hoy, ni una lengua menos, ni un hablante menos”, enfatizó la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, durante la ceremonia de lanzamiento de la Declaración, que se puede descargar desde la página de la Unesco en español, inglés y francés.
Evitar pérdidas
Entre los puntos abordados en el documento se encuentran la protección del patrimonio cultural —incluidas las danzas, lugares sagrados y rituales—, la creación de políticas sociales incluyentes que combatan la discriminación, el fomento de la economía creativa con dimensión social, la garantía a la memoria histórica y, sobre todo, poner a las comunidades y su agenda en el centro de la política lingüística.
Bajo esa perspectiva, Yalitza Aparicio, embajadora de Buena Voluntad de la Unesco para los Pueblos Indígenas aseguró que está en las mismas comunidades evitar “que la pérdida de las lenguas indígenas en el mundo sea aún más grande, ya que podemos perder riquezas esenciales”.
“Sabemos que el decenio ayudará a aumentar la conciencia mundial sobre la importancia de estas lenguas y que, a la par, va a ayudar a que se movilicen más recursos. Durante mucho tiempo se ha denigrado a las comunidades indígenas, sin ser conscientes de la sabiduría que éstas representan, debido a la falta de interés y de conocimiento hacia ellas. Podemos contribuir a la construcción de un mundo mejor a través de ellas”, destacó la actriz.
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