SEGUNDA PARTE
¿Qué reveló el estudio? Los científicos analizaron 1.700 muestras de agua y sedimentos de la zona abisal, y dos billones de secuencias de ADN. Los resultados de esa secuenciación masiva fueron comparados a su vez con los de muestras de diferentes niveles en la columna de agua en todos los océanos del mundo.
"El principal hallazgo ha sido caracterizar la gran diversidad que habita los fondos abisales y hadales, y lo mucho que aún nos queda por descubrir en los mismos", señaló la investigadora Covadonga Orejas Saco del Valle.
"El estudio pone de manifiesto que la diversidad de los fondos, que se había pensado era menor que la de la columna de agua, es muy elevada, de hecho, hasta tres veces mayor. Todo ello nos muestra una nueva imagen sobre la vida en los fondos sedimentarios oceánicos", agregó.
¿Por qué se dice que el estudio presenta una visión unificada del ADN en el océano? El estudio representa la primera visión unificada de la biodiversidad eucariota de los océanos a escala global, basada en el análisis de ADN desde la superficie del océano hasta los sedimentos del océano profundo.
Los resultados permitirán por ello abordar por primera vez cuestiones de ecología marina a escala mundial.
"Antes de este estudio, se habían publicado los resultados de campañas de circunnavegación, como las expediciones Malaspina y TaraOceans, que habían caracterizado la diversidad del plancton eucariótico microbiano a nivel del océano global, pero se tenía un conocimiento muy parcial y fragmentado de la diversidad en sedimentos profundos", explicó Ramon Massana, investigador en el Institut de Ciències del Mar (CSIC).
"En este estudio se ponen juntos los datos recogidos en 15 expediciones internacionales en sedimentos profundos, lo que permite dar también una visión global de la diversidad bentónica". (Bentos, o fondo marino en griego, es una referencia a los organismos que viven en el fondo del océano, a diferencia de los que viven en la columna de agua como el plancton).
Massana agregó que, gracias a la nueva investigación, "por primera vez se pueden comparar estos dos componentes, plancton y bentos, en una escala global".
Bomba biológica
Un aspecto clave del estudio es que los científicos lograron diferenciar el ADN de los organismos de plancton cuyos restos cayeron al fondo del océano, del ADN de los organismos autóctonos que viven en la zona abisal.
Esta distinción permite comprender mejor lo que se conoce como la "bomba biológica": el proceso que transfiere el dióxido de carbono atmosférico a las profundidades del océano, regulando así el clima global y aminorando el impacto del cambio climático.
"Los ecosistemas bentónicos de los fondos marinos son la base de dos importantes servicios ecosistémicos de importancia global", explicó Massana.
Por un lado, participan en el reciclaje de nutrientes inorgánicos, señaló. "La materia orgánica que llega a estas regiones se remineraliza, y a la larga, los nutrientes inorgánicos volverán a las capas superficiales para permitir la fotosíntesis".
"Por otro lado, parte del carbono sedimentado se almacena en los sedimentos en escalas de tiempo geológicos", prosiguió.
"Esto constituye la bomba biológica del carbono: la fotosíntesis captura CO2 atmosférico, una parte pequeña sedimenta y queda secuestrada en los sedimentos profundos".
"Este proceso está actualmente contribuyendo a mitigar, parcialmente, los efectos del aporte de CO2 a la atmósfera por el uso de combustibles fósiles".
Amenaza
Orejas Saco del Valle subraya la relevancia de la información del estudio de cara a diseñar estrategias adecuadas de gestión y protección de los ecosistemas oceánicos profundos, " que son únicos y funcionalmente muy importantes".
El reino abisal "es como un tesoro", lo define Pedro Martínez Arbizu, biólogo marino e investigador del Museo de Historia Natural Senckenberg en Alemania. Y destaca que en sus organismos tal vez se encuentren enzimas u otros productos potencialmente necesarios.
"Es lo mismo que ocurre con el bosque amazónico: si destruimos toda esa diversidad se va con ello la capacidad a lo mejor de conseguir alguna solución para los problemas que tendremos en el futuro".
Existe actualmente un creciente interés en extraer minerales del fondo del océano.
"Por lo que sabemos los efectos van a ser bastante negativos", señaló Martínez Arbizu.
"Por la temperatura tan baja, todos los procesos vitales de la fauna que vive allí son muy lentos. Si dañas un ecosistema en aguas profundas para que se recupere van a tardar muchos años, estamos pensando que a lo mejor 50, 100, 200 años o incluso más".
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