Desde tiempos remotos el arte se asocia con la vid y el vino. La Historia ubica a la cultura Mesopotámica como la primera en descubrir los atributos de esta bebida tan consumida y celebrada hasta nuestros días.
Vino y placer, tributo, afrodisíaco y liturgia religiosa se convierte en símbolo estético en Occidente desde los griegos Dioniso, romanos Baco a través de esculturas y plástica.
Praxíteles tala Hermes y Dionisio Niño, y las Bacanales en Roma cubre un sinnúmero de piezas artísticas.
Grandes pintores como Tiziano, Velázquez, Caravaggio, Goya y la temática vinícola, Van Gohg, Picasso y Cézanne hacen del tinto una espléndida alusión visual.
Este febrero por invitación de la Enoteca Van Eyck, el Colectivo Arena y Luna hace alarde de la luna, el mar, los atardeceres y la entrada de la noche al calor de buenos tintos, en diversas técnicas compositivas.
Océano y Mar es la estupenda estructura en cerámica de gran formato de Rosario Gómez Barquín, donde los esmaltes resaltan conchas enredadas en redes.
La fotografía de la gran luminaria selenita es trabajada por Carlos Sedano y Mirko Oleg, juegos de luces y sombras destacan la luz del astro. Y también en una buena captura de Efrén Rubio hace una mística imagen de sol vencido por final de día.
Pastel y litografía nos develan el fruto de la vid, servidos en la mea o ras de arena Heleens Sánchez y Alma Delia Parra.
El óleo, la técnica clásica se luce en las pinceladas de Zaida Zgoliski, con un hermoso ocaso y de manera semejante en majestuoso velero sobre el mar con Lety Tello. Mientras Rocío D´Ledezma nos abre el apetito por la degustación de una bebida, en subliminal propuesta de oposición de colores de botellas y copas de púrpura encendido.
Criaturas celestiales y provocativas son sintaxis plástica en los jóvenes creadores Andrés Castañeda y Jorge Galán, este último recordándonos los grandes formatos de Paul Klee.
Gonzalo Calvo opta por la figura humana, siendo el mar su fondo, en noche de luna y paseos vespertinos con mascota.
Cruzgaali hace un planteamiento floral, a guisa de poema amoroso, de Sabines...desojando la luna.
Nos acompaña la creatividad del diseñador gráfico y de modas, destacando una creación original en tonalidades blanco perla y azul noche, asimismo la joyería de Amanda Canela ofrenda en a la luna en emblemático aderezo de collar y aretes.
Todos con destreza e ingenio teniendo como centro la bohemia del artista, arrostran embelesados los encantos de la Luna en cualquiera de sus fases en las distintas estaciones de la Tierra, bien por Arena y Luna.
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