Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) es uno de los intelectuales más reconocidos de nuestro idioma. Ha sido profesor en la UNAM, Yale, Princeton y Yale, entre otras universidades; desde el 25 de febrero de 2014 es miembro de El Colegio Nacional.
En medio de esta pandemia que lo obligó a interrumpir sus clases la Universidad de Stanford, en California, y regresar a México, reflexiona sobre algunos aspectos que han cambiado y cambiarán a partir de la contingencia sanitaria por el covid-19.
- ¿Crees que el mundo será distinto después de la pandemia?
- Se menciona que se ha terminado el mundo tal y como lo conocíamos y, en ese sentido, creo que no debemos estar muy tristes, porque no era el mejor de los mundos posibles: era un mundo lleno de fanatismos, injusticias, ecocidio, polarizaciones políticas… difícilmente podíamos defender ese estado de cosas.
Creo que lo que está ocurriendo es una oportunidad extraordinaria de replantearnos nuevas soluciones. Para esas nuevas soluciones ni siquiera es necesaria la acción del ser humano, sino quizá más bien la inacción: el virus ha sido terrible porque ha paralizado el planeta, pero al mismo tiempo se han limpiado los canales de Venecia, la nube negra sobre China ha desaparecido, un puma recorrió las calles de Santiago, en el balcón de un amigo en Barcelona acaban de anidar unos búhos.
- ¿Qué papel juega la literatura, los libros en una etapa como la que estamos viviendo? La literatura es un remedio extraordinario para estar en casa. Los escritores somos profesionales de la soledad, en la medida en que necesitamos estar encerrados en un cuarto.
- Esto no es fácil, ya en el siglo XVII, Pascal decía que la tragedia de un hombre comienza cuando no puede estar solo, en su habitación: nos aburrimos con nosotros mismos, no sabemos qué hacer. El escritor se dedica a estar en esa circunstancia: creo que la lectura es esta forma de soledad compartida, del diálogo a distancia, del viaje inmóvil, que puede ayudar a muchas personas.
El Decamerón habla de cómo diez personas se reúnen a contar cien historias en tiempos de la peste. Esto ha estado en el mundo contemporáneo y en el mundo antiguo, pero desde luego no deja de sorprendernos. La literatura y la lectura son como el paracaidismo: en momentos comunes, solamente unos espíritus arriesgados practican esta actividad, pero en momentos de emergencia le salvan la vida a cualquiera.
- ¿Cómo podrá salir nuestro país de la crisis en la que estamos y la que se avecina
- Todos los países tienen salidas a sus crisis. Continuamente caemos en la presunción de pensar que nuestro momento es único. Es obvio que atravesamos dificultades económicas, con un horizonte mundial inédito y con muy poca certeza de lo que ocurrirá.
La situación actual es tremenda pero ya obligó a que el autobús se frene. Es el momento de pensar en otro destino. En un país donde la principal epidemia se llama hambre, hay que resolver muchas cosas desde abajo (…) Saldremos adelante con ideas. Conocer el infierno sirve para imaginar el cielo.
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