Fatigada de la larga caminata...Flor se sienta en un terraplén sacudiendo sus pies polvorientos y tallando sus piernas cansadas...
¡Un nuevo día¡ pensó para sí...a ver si hoy hay mejor venta... ...ayer fue malo...ni para 10 pesos de tortillas...
Diario caminaba de su casa al puesto de mercado...varios kilómetros... donde recogía los tulipanes o girasoles, en dos cubetas manchadas por el exceso de humedad... y después...ella solo secaba su transpiración y bebía agua de la fuente del parque, y a vender.
Ya eran muchos años de este recorrido, su cara manchada por el sol, veía con desánimo los finales de mes y su enorme peso para ayudar a su marido con la carga de su pequeña vivienda y sus cuatro hijos...
Bueno, tres... todavía, ellos iban a la escuela, el mayor se marchó a Puebla para vender fruta de la temporada y casi no lo veía.
Los menores quedan a cargo de su hermana, una mujer mayor imposibilitada de sus piernas a causa de una caída.
Era muy dura la travesía de su cerro al pueblo, el calor despuntaba y ni siquiera su reboso la protegía de los intensos rayos.
Flor se levantó de su corta pausa y continúo su andar a veces apresurado para obtener mercancía fresca y vendible.
Le alegraba saber habría una boda en el pueblo, pues le compraban hartas flores y esos eran días de comer mejor y no soportar los reclamos y humores alcohólicos de su marido, un albañil también ya muy cansado.
Oiga María queremos tantos tulipanes, le decían los compradores, ella respondía entre dientes, me llamo Flor no María y recordaba un libro de segundo de primaria hasta donde ella curso en una escuela cerca de la ranchería donde vivió de niña, en esas páginas se referían de manera linda a los pétalos, pistilos y aroma de las flores y una leve sonrisa evocaba este recuerdo...
Ve allá, gritaba la gente esa María tiene flores frescas y buenos precios...
Y entonces vendía, como sucedió aquel mediodía debido a las nupcias en la iglesia local.
Agradecida dejó las flores en el atrio y entró a persignarse frente a la emblemática Virgen de Guadalupe...pasaré a comprar frijoles y poco de carne de puerco, se dijo con regocijo, oye María le gritó el sacerdote...gracias...ella se dio la vuelta sin regresar ni un solo paso y ululó...
Me llamó Flor no María
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