Estas variables, componentes del rico y extenso arte popular mexicano, incluyendo el religioso-virreinal, de lo más exquisito de nuestro gran acervo, son primicias de vida de Sergio Roman quien ha dedicado su empeño y energía a recuperar este peculio de la cultura mexicana.
Amigo entrañable del arquitecto Isak Kanarek, entre ambos han mantenido una línea de comunicación visual de conservación de objetos relacionados con la tradición y ritos de nuestro pueblo como puente a su memoria ancestral.
De tal modo podemos apreciarlo en la enorme posesión de máscaras en sus paredes e imaginación.
Imaginación pues viven día a día quitando el velo de misterio sobre la usanza de estas en la danza, los carnavales y las festividades patronales.
En su espléndido libro El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz nos señala...las máscaras establecen una muralla entre la realidad y la persona, el mexicano está lejos del mundo y los demás...lejos también de sí mismos...
Y así se establece el jolgorio, la liturgia, hoy festejamos, mañana nos escondemos o sopesamos los retos...
Por ello se hace bulla, aun en el dolor a través de las máscaras...
Paz nos subraya...con máscara nos mimetizamos... no sólo nos disimulamos a nosotros mismos, nos hacemos transparentes, fantasmales, también disimulamos la existencia de nuestros semejantes...
Atavismo o enjundia en la actualidad la talla de máscaras dignifica a México y su legado, asimismo Sergio Roman, prestidigitador de la herencia de un país conexo con el mundo por medio de un singular y policromo lenguaje artístico.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |