No me gusta generar polémica cuando escribo. Y menos dañar a terceros, poniéndome a favor o en contra de la tan discutida fiesta brava, todo merece consideraciones respetables y más tratándose del bienestar común.
Sin embargo considero importante destacar la relación hombre- toro con la Historia, con el símbolo, el mito y desde luego con el Arte.
En la antigua Creta, las mujeres lideaban toros. Impresionantes y hermosos son los frescos del Palacio de Knossos y las esculturas femeninas con los senos desnudos encargadas de arriesgados y vesánicos rituales a estas tareas, se le conocía como Taurocatapsia.
Un poco después en la Grecia clásica el mito de Ariadna, Teseo y el Minotauro, debido al culto a Poseidón. Es otra trascendente relación hombre-toro.
Tauro otra faceta de la fuerza y vitalidad del toro, se expresa en el zodiaco occidental.
Durante las primeras construcciones arquitectónicas de los templos católicos, se dio la referencia a los evangelistas con algunos animales, Juan –águila, Marcos- león, Lucas- Toro.
Pintores de la talla de Goya y Picasso inmortalizaron al toro, en dibujos y óleos.
Poetas como García Lorca, escribieron versos de tardes de toros y años más tarde Ernest Hemingway quien fuera corresponsal de guerra durante el movimiento falangista también incluyó en sus narrativas a la fiesta de las luces.
México ha sido un país amante de esta tradición heredada de la Península Ibérica, y practicada por la cultura española desde el siglo XII, La tauromaquia es festiva y alucinante para muchos, pero también detestable para otros.
Agustín Lara inmortalizó al torero Silverio Pérez en un rutilante pasodoble, le debemos también al músico- poeta, Novillero.
México ha sido un receptáculo de fama en cuanto a toreros; El Faraón de Texcoco, Rodolfo Gaona, Arruza, Armillita, Cavazos, Martínez. Silveti, y tiene en la capital la hermosa Plaza México, poseedora de bellas esculturas del escultor yucateco Humberto Peraza.
La pauta de la historia taurina, la da España con Manolete, Dominguín, Paco Camino, El Cordobés, Antoñete, El Viti, Paquirri, Ponce y la torera Cristina Sánchez, entre varios, así como lo rejoneadores y criadores de los toros de Lidia.
Todos ellos han hecho junto con el imaginario colectivo, un sinnúmero de narrativas a través de centurias. Solo el futuro inmediato dirá sobre el futuro de esta actividad ancestral, hoy en la polémica de la defensoría animal.
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