Judith Santopietro recrea sus vivencias en Bolivia con el poemario ‘Tiawanaku. Poemas de la madre Coqa’, con los cuales refleja la relevancia de esta planta en las altas tierras bolivianas.
La publicación, que compartió en la Feria del Libro de la Secretaría de Cultura de Veracruz, está desarrollada por la editorial Gigante Press y cuenta con sus creaciones en español e inglés.
Así como una serie de imágenes -capturadas por la autora- que ilustran estos usos y costumbres de la hoja de coca en la vida cotidiana, rituales y diversos aspectos de la región.
“Es un libro de viaje de los años distintos en que tuve la oportunidad de vivir en el antiplano boliviano y el libro fue creciendo y haciendo su propio recorrido a través de estas distintas ediciones”, comentó la autora, originaria de Córdoba y que lanzó su primera versión en español en 2017.
“Ahora lo encontramos en esta edición nicaragüense que es como un ensayo fotográfico poético, registro que hice de fotografías durante esos años de estancia."
"Con fotos de rituales, danzas comunitarias, en general la vida cotidiana que transcurría en La Paz y sus alrededores, y la poética como una persona que veía de fuera, pero intentando acercarme desde una visión más respetuosa lo que estaba viviendo”, detalló Santopietro.
-¿Cómo ha sido la recepción para ‘Tiawanaku’?
- Ha sido una edición que ha gustado muchísimo porque me encantó poder estar trabajando con estos editores de Gigante Press en Nicaragua, país que está pasando por sus propios procesos políticos, pero están haciendo como cosas muy interesantes a nivel editorial.
Me gustó tomar ese riesgo y que la curaduría fuera tan apegada o que dialogara tanto con los poemas, que realmente la gente que lo ha leído y lo tiene, me ha dicho que ha sido un viaje como entre trance y convulsión, y que sí le ha gustado mucho esta edición.
- ¿Cómo va a seguir circulando esta nueva edición?
- Es una edición que le llamamos clandestina porque no tiene ISBN y me gustó porque es como en un momento en el que se habían publicado varias ediciones pequeñas, también en inglés, en una editorial para mujeres y fue bien recibido en la academia.
Pero yo quería que tuviera sus propios lectores en español y Latinoamérica, y decidí que fuera una edición clandestina, como fuera de estos circuitos de editoriales grandes que tampoco voltean tanto a ver la poesía latinoamericana que se está produciendo a borbotones, que hay tanto.
Entonces me gusta que circule en ciertos espacios donde me invitan: ferias, librerías; estuve recién en Chiapas con los escritores tzotziles y tzeltales que hicieron un encuentro allá, entonces como que tener esos diálogos pequeños y conversaciones sobre identidad, cultura, lenguas, viajes, es lo que me interesa.
- ¿Cuál es su perspectiva sobre esta efervescencia de la poesía latinoamericana?
- Creo que hay como una expansión también de sacar el poema, el papel de la escritura; como decía, he estado asistiendo a performances, como el de Lucas Avendaño, que escribe y es poeta.
- ¿Qué proyectos hay para usted como autora?
Estoy por irme a cursar una maestría en escritura creativa en Iowa para escribir mi novela sobre migación indígena en Nueva York.
Es una idea de recrear estos personajes, mujeres que cruzaron desde la montaña alta de Guerrero, que estuvieron en algún momento sembrando amapola y que tuvieron que cruzar y edificando nuevas comunidades indígenas que son vibrantes y esperanzadoras.
Salirme de estos esquemas donde la migración se mira desde la tristeza y violencia, y estuve viviendo un rato y haciendo documentación con pueblos originarios allá y te encuentras la magna fiesta patronal organizada por ellos, y es lo que quiero retratar en la novela.
- ¿Algún mensaje para el público interesado en esta edición de ‘Poemas de la madre coqa’?
- Si quieren hacer como ese viaje hacia Los Andes, frío, montañas y ritual, pueden acercarse y van a encontrar muchísimas peculiaridades que no vas a ver en una postal de Los Andes.
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