Este 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, una fecha cuyo objetivo es resaltar las consecuencias negativas que este hábito tiene en la vida de las personas, principalmente aquellas que se relacionan con su estado de salud.
“Tomado de datos de la Organización Mundial de la Salud, es una de las causas de por lo menos cuatro millones de muertes al año, teniendo un impacto a nivel social y económico alrededor del mundo muy importante”, mencionó en entrevista para Galería, el médico especialista en Neumología de Adultos, Ángel Alemán Márquez.
Agregó: “Las consecuencias de fumar cigarrillos van desde cambios psicopatológicos, empezando por el sistema respiratorio, que al ser por la vía inhalada es uno de los principales órganos que tiene daño, pero no se limita a los pulmones, sino que también pasa a afectar al sistema cardiovascular, digestivo, neurológico, hasta llegar a provocar, incluso, trastornos mentales asociados a la dependencia de la nicotina”.
Enfermedades
Teniendo a la nicotina como la principal sustancia que genera la adicción en la persona que fuma los cigarrillos, este hábito puede generar graves problemas de salud, pues su constante consumo afecta diversas partes del cuerpo con condiciones que van desde una molestia moderada hasta una enfermedad mortal.
“Es el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de pulmón (…) además existen algunos otros agentes tóxicos en el humo del cigarrillo que pueden favorecer el origen de cáncer en otros órganos, como senos paranasales, cavidad nasal, nasofaringe, estómago y también incrementa el riesgo de padecer cáncer de hígado, de páncreas. En el caso de las damas, incrementa el riesgo para el cáncer de seno y de cuello uterino”, señaló el experto.
Además de estas enfermedades, el cigarro también es promotor de otros padecimientos, los cuales atacan no sólo el físico de los pacientes, sino que pueden ser la causa de diversos trastornos relacionados con la adicción.
“También se puede extender este daño a nivel hematológico, incrementando el riesgo de padecer leucemia mieloide (…) en muchos pacientes que tal vez no desarrollan cáncer, pueden presentar un riesgo bastante elevado de padecer otras enfermedades a nivel respiratorio, como es la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, fibrosis pulmonar, enfisema pulmonar...”, relató el entrevistado.
Añadió: “En general, el consumo del cigarrillo se ha asociado al riesgo de más de 150 enfermedades que pueden ir desde los distintos aparatos y sistemas del cuerpo hasta tener un impacto social con los pacientes por su alta dependencia al consumo del cigarro”.
Prevención
Por lo anterior y tomando en cuenta que la mejor opción para evitar todo este tipo de problemas es dejando de fumar, Alemán Márquez resaltó que los beneficios de prescindir de este hábito se pueden constatar casi instantáneamente.
“En un estudio muy conocido, muy amplio, que se realizó por la Clínica Mayo, titulado ‘Los beneficios de dejar de fumar’, nos muestra que estos son relativamente inmediatos, manifestándose incluso una hora después de dejar de fumar, podemos tener beneficios como disminución en la frecuencia cardiaca”, señaló.
Continuó: “Transcurridas unas horas, incluso, el nivel de sangre de monóxido de carbono se reduce a niveles normales y a dos o tres semanas de dejar de fumar, reducimos importantemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares como el infarto agudo de miocardio”.
Es así que cuando una persona decide dejar de fumar puede evitar diferentes riesgos a su salud, pues con el paso de los años, si el organismo está libre de las sustancias tóxicas del cigarrillo, sus niveles pueden ser muy similares al de una persona que nunca ha probado uno.
“Cinco años después de que un paciente dejó de fumar reduce también el riesgo de enfermedades cerebrovasculares; diez años después de dejar de fumar, los riesgos de padecer distintos tipos de cáncer como el de pulmón, boca, garganta, esófago, vejiga o páncreas, también se reducen a menos de la mitad en comparación con las personas que siguen fumando”, detalló el neumólogo.
Agregó: “Los riesgos generales para la salud disminuyen a tal punto que pueden ser muy similares al de una persona que nunca fumó; en esto hay que poner mucho énfasis, es decir, una persona que mantuvo el hábito del tabaco durante muchos años, probablemente no recupere la salud como si nunca hubiera fumado, pero en 15 años de no hacerlo, estos riesgos se disminuyen, muy cercanos, al nivel de una persona que nunca lo ha hecho”.
De esta manera se logra constatar que un simple gusto por un cigarrillo se puede convertir en un problema mortal, no sólo para quien lo consume, sino también para las personas que están a su alrededor, pues el humo que exhala un fumador también puede generar diversos padecimientos en las personas que están expuestas a él.
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