ESPERANDO A GODOT

Una de las obras pilares de la década de los cincuenta, en el arte de la dramaturgia, es duda alguna Esperando a Godot del irlandés Samuel Beckett.

Catalogada por la crítica, como pilar del conocido Teatro del absurdo, Beckett señala en esta obra, la conducta de la sociedad de su tiempo, durante los conflictos bélicos en Occidente. Haciendo analogías con la postura filosófica del existencialismo y postulados del pensador y obispo Berkeley.

Sin este preámbulo, Europa divida por la carencia y la Guerra, no podríamos entender esta interesante puesta en escena de cuatro personajes, horizontes prototipo entre la cordura y el abismo ideológico.

Godot se convierte así en un ente abstracto, cada espectador dará al mismo la identidad esperada, de aquí su nombre…qué se espera y a quién, en el ámbito de la desesperación humana, la mendicidad, el autoritarismo y la desconexión del mundo a través de los posibles sinsabores de la vida.

De tal modo escuchamos en una obra de larga duración, la imposibilidad de recuperación física y espiritual, cuando ya no hay alimentos ni físicos ni morales.

Así Vladimir, Escargón, Luckie y Poot, abren las puertas de la desesperanza, cuando la mezquindad y la zozobra nos invaden.

Cinco personajes, son los hilos conductores de un panorama desolador donde los páramos del destino nos reubican en el hartazgo y la locura.  En la trama hay un personaje joven, especie de ángel exterminador o falso anunciante de la no llegada de Godot, voz  determinante de su inexistencia.

Disfrutamos de una lectura dirigida de esta próxima obra a estrenar en marzo del 2024.

Bajo la dirección de Daniel Domínguez y las actuaciones de Manuel Casal,  Arturo Toral. Juan Pablo Solano, Luis Alejandro Peregrina  y  José María Mendiola, la obra se torna interesante y de seguimiento atento. Esperando a Godot nos hace referencia del profesionalismo y apego al buen teatro en nuestra zona conurbada.

Enhorabuena a los participantes y al público ávido de disfrutar los buenos cimientos de este género.