“Los gays se van al infierno”. La pancarta, sostenida firmemente por un manifestante conservador, durante la toma de protesta de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, lo asegura con gigantescas letras amarillas, resaltadas por el fondo negro en el que se imprimieron.
Una escena muy recurrente en las protestas radicales del país vecino, donde, de la misma forma, se atenta violentamente contra feministas, inmigrantes, nativos y cualquier persona que muestre pensamientos abiertos y opuestos a los de estos grupos escudados en la religión.
Fisher Stevens, en medio del turbio ambiente de supremacía que generó el mandato de Donald Trump, se aventuró a filmar su nueva película, ‘Palmer’, en Hammond, Louisiana.
La historia ubica a Eddie Palmer (Justin Timberlake) reformando su vida tras pasar años preso y, en el camino, encuentra a Sam (Ryder Allen), un pequeño de siete años que vive su homosexualidad de forma natural pese a vivir en un pueblo racista y homofóbico, y que encuentra en Eddie la figura paterna que jamás tuvo por parte de su madre.
“El hecho de haber filmado en un estado rojo y conservador del país fue interesante. Trump recién había sido elegido; yo estaba en mi burbuja, en Brooklyn, y estaba en shock. Me preguntaba por qué había pasado y me pareció interesante irme a un estado donde una mayoría simpatiza con él”.
“Le mostré el guion a muchas personas y un par de locaciones nos fueron negadas por la naturaleza de la historia, pero el resto nos recibió con los brazos abiertos. Desde aquí mi intención fue y es generar unión, amor al prójimo; que si te resistes a aceptar que tus hijos son diferentes puedas tener otra perspectiva (de la identidad de género)”, dijo Steven en encuentro virtual con medios.
Motivación
Palmer, que estrena este 29 de enero a través de Apple TV+, también encontró motivación en la vida de Max, sobrino de Fisher, quien ahora cursa la universidad, pero que a los 7 años también usaba vestidos, jugaba con muñecas, le gustaban las princesas y tenía más amigas que amigos. El hijo de su hermana, viviendo en Chicago, creció sin complejos, según explicó el director.
Encontrar a Riley fue toda una victoria para él y Timberlake, productor ejecutivo de la película, pero sí tuvieron que trabajar mucho con sus padres.
“Estaban nerviosos, sobre todo su papá. Sin embargo, su hijo resultó ser muy sabio: no usa vestidos en la vida real, pero aceptó usarlos porque Sam no le generó ningún juicio ni problema, ¡y sólo tenía siete años!”, añadió.
Fisher destacó como otro rasgo importante de la aceptación que, en la película, la madre de Sam, Shelly (Juno Temple) es adicta a la heroína, inestable e irresponsable, pero con la mente tan abierta como para aceptar naturalmente la sexualidad de su pequeño.
También dijo que ubicar a Timberlake dentro del difícil contexto de la readaptación social, tras pasar años encarcelado, fue evidenciar un problema del que nadie habla en su país.
“Es un negocio muy profundo. Mucha gente está en la cárcel, algunos cumplen condena y muchos otros ni siquiera llegan a salir. Uno empieza a sentir que su vida vale nada y cuando salen, piensan que son un pedazo de basura”.
“Antes de que Eddie estuviera preso era un chico prodigio: mariscal de campo titular, becado por una de las mejores universidades de futbol (LSU), pero también adicto a los analgésicos y por alguna u otra cosa la cagó. Esta es una situación real, común y aterradora en la vida real. Justin se encargó de retratarlo perfectamente”, concluyó.
Relación
‘Palmer’ le exigió a Justin Timberlake que moderara su exuberancia para encarnar a un hombre quebrado, quieto e intenso, que vive en un pueblo donde todos conocen su historia.
“Creo que 12 años en prisión te entumecen un poco. Hemos visto historias sobre el trauma del encarcelamiento y eso incidió en cómo quise interpretar a este personaje”, dijo Timberlake en una entrevista reciente.
El pequeño coprotagonista del filme, el debutante Ryder Allen, dijo que aprendió mucho viendo a Timberlake transformarse de un tipo divertido en el set a un lúgubre Eddie en sus escenas juntos: “En la primera escena fue realmente asombroso para mí por el modo en que lo hizo... Quedé fascinado”.
“Mi intención fue y es generar unión, amor al prójimo; que si te resistes a aceptar que tus hijos son diferentes puedas tener otra perspectiva de la identidad de género”.
Fisher Stevens
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