El jamón serrano, el jamón ibérico y prosciutto, son jamones populares en las cenas elegantes, celebraciones e incluso los encontramos como botana o entrada en exclusivos restaurantes de la ciudad.
Pero ¿qué los hace diferentes uno del otro? ¿qué tiene de especial un jamón ibérico que un serrano no tenga? Aquí te explicamos las características de cada uno de ellos.
El jamón ibérico es oriundo de España, de la zona de la dehesa -ecosistema boscoso al suroeste de la península ibérica-. Proviene del cerdo ibérico que únicamente se alimenta de bellotas, algunas flores y pastizales del ecosistema de esa región.
Para conservarlo y deshidratarlo, este jamón se cubre con mucha sal y se seca durante 3 meses de forma natural. Lo cuelgan por 3 ó 4 años para alcanzar su maduración.
Tiene un sabor intenso y súper aromático. Por lo general es el más caro de los tres, debido a su elaboración y estándares de calidad.
Ham Passion Tour, organismo promotor de la cultura del jamón en el mundo, recomienda utilizar un cuchillo cortador plano especial para rebanarlo, o en su defecto, el cuchillo más recto o plano y afilado, como el de chef.
Lo primero que se corta de una pieza es la zona de la “biblia”, la parte inicial del hueso. Esto permite continuar una línea uniforme, sin que la pieza haga un efecto de curva.
En el siguiente remueven la grasa amarilla o la costra que se forma arriba, que es lo que ayuda a conservar al jamón. La grasa sólo se quita de la parte que se va a consumir en el momento, para que el resto de la pieza no se descomponga.
Después, se cortan rebanadas “cortas” con ayuda de cuchillo y listo.
El jamón serrano se hace con cerdos blancos que se pueden encontrar en muchos países de Europa. Contrario a los cerdos ibéricos, estos están confinados en un sólo lugar.
Comen cereales y es un jamón mucho más salado que el jamón ibérico y mucho menos aromático.
De acuerdo con el sitio web de Cocina Fácil, se le conoce como serrano por la costumbre de curar el jamón en parajes altos de las sierras, donde las bajas temperaturas facilitan la curación.
Asimismo, es la contraposición al jamón cocido, también conocido como York o dulce, además de que cuenta con 3 denominaciones: de bodega, cuando la curación dura de 9 a 12 meses; de reserva, con curación de 12 a 14 meses; y de gran reserva, cuando la curación es de 15 meses o más.
Cabe destacar que, con este tipo de jamón, puedes encontrar opciones mucho más económicas.
Contrario al jamón ibérico (de color rojo intenso), tiene un color rosado casi pálido. De igual manera es un jamón curado, pero este únicamente por un tiempo máximo de 2 años colgado. Es originario de Parma (Prosciutto di Parma) y de la región de Friuli (San Daniele).
Tiene una textura muy suave, casi mantequillosa y, gracias a su corto tiempo de maduración, es menos salado. Su precio varía y generalmente tiene un precio medio.
El sitio web de Food & Wine En Español recomienda adquirir uno que te corten frente a tus ojos en un mostrador, con ello garantizarás la suavidad y frescura del producto.
Por otra parte, una buena rebanada de prosciutto debe ser tan fina como el papel y prácticamente traslúcida.
Ingredientes
1 pan artesanal integral chico rebanado
6 rebanadas de jamón serrano
8 higos maduros
6 cucharadas de queso de cabra
4 cucharadas de albahaca fresca
1 diente de ajo
Aceite de oliva
Reducción de vinagre balsámico
Preparación
Barniza las rebanadas de pan con un poco de aceite de oliva y raspa el diente de ajo sobre este para que tome sabor.
Tuesta el pan por unos minutos en un comal por ambos lados.
Unta un poco de queso de cabra sobre el pan y coloca la mitad de la rebanada de jamón serrano encima doblada en triángulo.
Rebana los higos. Pon tres porciones sobre cada tapa.
Espolvorea albahaca picada y baña con un poco de reducción de vinagre balsámico.
Ingredientes
2 croissants
2 cucharadas de mostaza Dijon
2 huevos pochados
Láminas de queso Gruyere al gusto
Rebanadas de Jamón Ibérico al gusto
Sal, pimienta y aceite de oliva al gusto
Preparación
Precalienta el horno a 200º C.
Corta los croissants a la mitad y extiende una capa de mostaza en la tapa inferior, añade una capa de queso Gruyere.
Dóralo en el horno hasta que el queso haga burbujas y esté dorado. Saca del horno y reserva.
Pocha tus huevos en agua hirviendo por unos 2 o 3 minutos.
En la mitad del croissant con queso Gruyere, coloca los huevos pochados; agrega sal y pimienta al gusto.
Cubre con algunas láminas de Jamón Ibérico y un toque de aceite de oliva.
Ingredientes
4 filetes de salmón de 200 g
4 rebanadas de prosciutto
8 cdas de nueces picadas
2 cdas de azúcar
1 pizca de comino
Sal y pimienta
Preparación
Salpimienta los filetes de salmón y envuélvelos con el prosciutto.
Cocínalos en una sartén al término deseado. Resérvalos unos minutos.
En la misma sartén agrega las nueces, el azúcar y comino.
Muévelos hasta que las nueces estén caramelizadas.
Adorna el salmón con las nueces.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |