Desde su aparición en Europa, el surrealismo tuvo y ha tenido enormes repercusiones en el arte.
André Breton construyó puentes gráficos entre el sueño y la realidad a guisa de confusión entre la realidad y lo deseado y su Manifiesto colmó de códigos estéticos a la literatura, a la creación visual en especial a la pintura y al cine.
Viviendo en México, Breton se entusiasmó con la idea de haber hallado un país surrealista, catalogando a varios de sus realizadores plásticos como tal, una de ellas Frida Kahlo.
Y sí existió el surrealismo en México, pues muchos europeos radicaron en el país: Katy y José Horna, Alice Rahon, Remedios Varo, Wolfalg Paalen, Leonora Carrigton pero en nuestro contexto el realismo fantástico o arte real- maravilloso fue el pilar sustentante de muchas mentes artísticas creadoras de la Escuela Mexicana de Pintura: María Izquierdo, Roberto Montenegro, Manuel Rodríguez Lozano, Julio Castellanos, Agustín Lazo, Antonio Ruiz, Carlos Orozco Romero entre otros y no necesariamente el surrealismo.
Ida Rodríguez Prampolini, lo señala bien en su espléndido libro El Surrealismo y Arte Fantástico en México:
El surrealismo es parte de las teorías de Freud, del automatismo psíquico, del sueño, para la mentalidad mexicana no existe una clara diferencia entre la existencia real, la vida consciente ya sea el sueño o el ensueño...entre los surrealistas el mundo del yo y los objetos proceso buscado, son autoconscientes, la insurrección de la realidad fue provocada... en México las realidad exterior, los objetos viven en eterna subversión...
Y esto es lo perceptible en la obra de Diego Guzmán...hay lucha y soborno entre el objeto y quien lo percibe, pero la veta mágica está latente. No se despega de la fantasía cotidiana. En su obra la ensoñación envuelve a tangible, se torna nebulosa azul, morada, rosa...
Diego es diseñador gráfico y pintor. Tiene una influencia notable de su maestro Ricardo Martínez. De manera individual ha expuesto en la Galería Inverlat, en la Galería Total de Interlomas y de manera colectiva en la Galería Alí Chumacero, en los Museos de Arte Moderno en México y en Chile y en la Universidad de las Américas por mencionar algunos.
Su sintaxis lo ubica en líneas paralelas a la realidad, coordenadas entre lo mágico y lo posible, su propuesta traspasa de la irrealidad a lo ansiosamente anhelado, y tales premisas lo llevan a colorear una cotidianidad permisible donde la sutileza se apropia de su obra.
Soñamos despiertos ante los conjuntos visuales de Diego Guzmán , viajamos a tierras cargadas de ecos pretéritos y de nebulosas oníricas: Yonaknapatawpha, Comala, Macondo, porciones hilarantes entre la vida y la muerte.
Diego Guzmán frontera visual de lo surreal y simultáneamente mágico y lúdico de nuestros deseos...
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