Cuando nos referimos a la ópera, nombres como Giuseppe Verdi, Giacomo Puccini, Wolfgang Amadeus Mozart o Gioachino Rossini vienen a la mente. Pero ¿qué pasa con el trabajo operístico mexicano? ¿Qué sucede con los espacios artísticos en el país? ¿Qué hay de sus autores?
Las investigaciones arrojan que la primera ópera en México se escribió en 1711, que tenemos más de 300 años de creación en dicho ámbito musical y que ya son más de 150 años que exportamos voces al mundo.
Para la crítica e investigadora de ópera Enid Negrete, el panorama de la creación mexicana es alentador: “Primero porque tenemos a grandes intérpretes, pero también a grandes creadores; para mí es importante dar a conocer a los jóvenes y a la gente en procesos de preparación, lo que está sucediendo con nuestros compositores”.
Y no es para menos, ya que la especialista puntualiza que “antes de los mariachis y de los chiles en nogada, nosotros ya hacíamos ópera”, y focaliza la gravedad de que no se recuerden a los grandes autores mexicanos.
Representación
¿Entonces qué pasa con las obras?, se le cuestiona. “Se presentan una sola vez, muchas de ellas no se han estrenado en México o si se estrenan, es por el subsidio de otros países. En ese caso nosotros nos perdemos nuestras propias creaciones: uno de los problemas principales en la actualidad es que la Ópera de Bellas Artes hace aproximadamente 30 años que no hacen ninguna comisión, lo que significa que dejó de solicitar creación para su propia programación”.
En cuanto al hecho de que los autores y sus creaciones no lleguen hasta el público, Negrete asegura que no se hace la promoción adecuada y que existe la posibilidad de que se crea que las óperas contemporáneas no es algo que busque el espectador.
Nula prioridad
Para la soprano María Katzarava hay directores de orquesta como el maestro Fernando Lozano o Rodrigo Macías “que se interesan mucho por el rescate de las obras mexicanas, pero fuera de ellos hay muy pocos que realmente apuestan por la música de este país”.
“Sé que el maestro Iván López Reynoso también está interesando en abordar más música mexicana, ópera mexicana, lo cual es importante porque ha estado en la obscuridad total”.
Y gran parte, asegura la soprano, es por “la falta de interés en nuestra propia cultura, de apoyar a los de antes y a los ahora”.
En lo que va del siglo XXI, dice Enid Negrete, “las instituciones culturales de México se han alejado de las necesidades de la población y es por eso que la sociedad civil y los artistas contestan haciendo sus propias propuestas”.
“Es cierto que muchos de ellos han sido apoyados por organizaciones gubernamentales como el FONCA, pero también que la estructura para hacer ópera de manera profesional en México, en la actualidad es una organización ineficiente porque no es posible que se paguen salarios de un coro completo, de una orquesta completa y de un aparato burocrático amplio y que en un año tengamos 16 funciones de ópera”.
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