Durante el proceso de investigación que la doctora Celia del Palacio realizó sobre el recorrido de Hernán Cortés, desde las costas veracruzanas en 1519 hasta su ingreso a la gran Tenochtitlán en 1521 para consumar el llamado periodo de la Conquista de México en el año de 1521, tuvo que dar varios saltos entre el presente y el pasado para poderse ubicar en el punto exacto que la llevó a realizar su última novela, ‘El camino del fuego’.
En esta ocasión, los hechos sobre este periodo histórico de México están narrados por Xtaaku, mujer totonaca, sacerdotisa y heredera de un linaje místico que a través de su voz refleja la visión de los vencidos.
- ¿De dónde surge el interés por hablar del tema de la Conquista?
- Originalmente quería hacer una novela que mezclara el presente y el pasado, pero se fue dando en muchas fases. Primero quería mostrar una ruta de Cortés actualizada, algo como lo que hizo Benítez, reflejar el Veracruz de hoy por esos lugares por donde fue pasando Hernán Cortés, quizá mostrar cómo está esa ruta actualmente.
Después quise hablar del pasado y el presente mientras iba caminando Cortés y sus huestes, pero poco a poco el pasado fue tomando más fuerza y esa sacerdotisa Xtaaku se convirtió en un personaje central… me pareció que era tan fuerte su historia que iba a opacar el presente, entonces se lo quité y dejé la historia de esta mujer.
-En su trabajo siempre le da voz a las mujeres de la historia, y es interesante que retome el tema de la Conquista para que una mujer totonaca narre sus vivencias desde otra perspectiva.
-Conocemos los relatos sobre todo de los españoles sobre lo que ocurrió aquí; después hemos encontrado otros testimonios con la visión de los vencidos. Por ejemplo, en este libro se encuentran algunos relatos de cómo vieron algunos de los conquistados esta saga, pero no hay voces de ni una mujer, ni de la Malinche.
Por eso para mí era importante narrar estos hechos desde la voz de alguien que nunca tuvo voz, que fue la mujer prehispánica que nunca pudo contar la forma en que vivió este proceso tan duro de la historia.
Era importante decir que no es esta visión en blanco y negro de los españoles, no estamos hablando de indígenas contra españoles y es importante entenderlo y así lo quise explicar en la novela.
-Su personaje narra perfectamente los detalles que se ejercía en el rol social de la época, pero además, nos narra todo en panorama cultural cuando describe la comida, el vestido…
-Quise plasmar ese mundo prehispánico que aparentemente conocemos porque nos lo enseñaron en la escuela, pero esta sacerdotisa nos muestra esta cosmovisión para entenderlo porque además fue educada desde niña para entender estas cosas, la no separación entre lo mágico y lo real, la relación entre los vivos y los muertos, los dioses y los hombres, el sueño y la vigilia, el hombre y la naturaleza… explicar esta cosmovisión era importante para entender por qué se rompe en algún punto.
-¿Cómo se preparó para ofrecerle al lector este contexto histórico? ¿Cuántos documentos debe escudriñar e investigar del pasado para entregar esta historia?
-Leí muchísimo, recurrí de todo lo que tuve a la mano. Durante el tiempo que estuve escribiendo esta novela estaba enferma, estuve en tratamiento de un cáncer de mama y en medio de la quimioterapia y la radiación busqué los materiales.
Tuve mucho apoyo de las personas a mí alrededor para hacerme llegar los libros y materiales y crónicas de la Conquista; además de los libros sobre los totonacos y lo que hay sobre las mujeres. Estuve apoyada por arqueólogas, me la pasé en el Museo de Antropología de Xalapa, también de material no propiamente histórico como de cocina, prácticas, festividades, hilados, etcétera.
-Me quedó presente una parte de la novela, cuando ella ve llorando a Cortés después de una derrota y se da cuenta de golpe que no era un dios, sino una persona como cualquier otra.
-Al principio ellos pensaban que podían ser dioses, pero se fueron dando cuenta que sangraban, que lloraban y que también podían morir, que en realidad eran seres humanos. De alguna manera, con todo el poder que mostraban con el armamento, los caballos y sus armas, eran quienes iban a vencer a dios encarnado en la tierra que era Moctezuma, y es ella quien reflexiona si habían tomado la decisión correcta.
-¿Cuánto se requiere de ficción y cuánto de realidad para poder equilibrar esos textos que conforman la novela?
-En este caso la ficción es un medio para tratar de explicar y hacer vivir al lector ese mundo casi mágico donde viven los personajes, en esta mezcla de lo mágico y lo real es muy útil la ficción.
- ¿Qué le dice a los lectores para que se acerquen a El camino del fuego?
- Ojalá que se den la oportunidad de leer la novela para poder conocer la voz de las mujeres prehispánicas a través de esta sacerdotisa y conocer otra visión de los hechos de la llegada de los extranjeros a las costas de Veracruz. Ojalá que puedan conocer mejor este camino de Cortés y puedan vivirlo en carne propia e imaginarse estar en este viaje, y además no están nada lejos los hechos que sucedieron hace 500 años pero siguen presentes y aunque el mundo está cambiando, no sabemos si nuestras herramientas y las maneras de concebir las cosas van a servir para el 2021.
“En este libro se encuentran algunos relatos de cómo vieron algunos de los conquistados esta saga, pero no hay voces de ni una mujer, ni de la Malinche. Por eso para mí era importante narrar estos hechos desde la voz de alguien que nunca tuvo voz, que fue la mujer prehispánica que nunca pudo contar la forma en que vivió este proceso tan duro de la historia”.
Celia del Palacio
Autora
TRAYECTORIA
Doctora en Historia por la UNAM; miembro del Sistema Nacional de Investigadores, de la Academia Mexicana de la Ciencia y del Pen Club Internacional. Como investigadora ha abordado temas como la violencia contra los periodistas, el periodismo en México durante los siglos XIX y XX, y las relaciones entre ficción e historia.
Es autora de las novelas ‘No me alcanzará la vida’, sobre la guerra de Reforma; ‘Hollywood era el cielo’, que cuenta la vida de la actriz Lupe Vélez; ‘Leona’ (reeditada por Planeta en 2018), sobre Leona Vicario; ‘Las mujeres de la tormenta’ (reeditada por Planeta en 2019), donde narra la historia de Veracruz a través de seis vidas enlazadas por el valor; y del libro ‘Adictas a la insurgencia’ (reeditado por Planeta en 2019) que reúne la vida de las mujeres que participaron en la Independencia de México.
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